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El Popular reclama que no se ayude a los bancos inviables con dinero público

Íñigo de Barrón

En marzo de 2009 quebró Caja Castilla La Mancha. Desde entonces se han aplicado diferentes remedios para un enfermo, el sistema financiero, que no acaba de curarse. Alguna de las medicinas ha permitido vivir a entidades moribundas, lo que ha perjudicado a las sanas, según algunos ejecutivos.

Por eso Ángel Ron, presidente del Banco Popular, reclamó ayer al Gobierno que la reforma financiera no cayera en los errores del pasado. "Sostener a costa del contribuyente bancos zombis", en referencia a las entidades que no pueden vivir por sí mismas, "es lo último que necesita el sector financiero. Un lujo que no nos podemos permitir". Para Ron existe un "exceso de capacidad" en el sector financiero, que debe conducir a la desaparición de las entidades no viables, es decir, las que no sean capaces de generar márgenes de explotación sólidos y recurrentes como ha hecho el Popular. A la vez, reclamó que las ayudas que reciban las entidades no procedan del Fondo de Garantía de Depósitos de la banca porque ya está muy castigado.

Ron fue así de contundente en la presentación de los resultados obtenidos por el Banco Popular en 2011, ejercicio que cerró con un beneficio neto de 480 millones de euros, un 18,7 % menos que en 2010, después de realizar 466 millones de provisiones voluntarias. La morosidad alcanzó el 5,99% en 2011. Para cubrir estos créditos, las provisiones totales ascendieron a 1.690 millones.

Ron rompió una lanza por el denostado sector del ladrillo. Pido prudencia al Gobierno con las nuevas provisiones porque si se castiga excesivamente al crédito inmobiliario "se acabará definitivamente con un sector que representa el 20% del PIB. Una gran parte de la riqueza de España está en la construcción, en parte por su relación con el turismo. Hasta que no viremos a otros sectores productivos, hay que tener cuidado", advirtió.

En cuanto a los plazos para desembolsar las provisiones, Ron reclamó plazos adecuados para "no perjudicar al accionista" y no golpear gravemente la solvencia de las entidades. Hizo una encendida defensa de un sector con un mínimo número de entidades que garanticen la competencia y eviten el oligopolio de los grandes.

El presidente del Popular considera que la banca "es el chivo expiatorio de la crisis" porque los políticos han intentado desviar su responsabilidad hacia las entidades. Afirmó que le parecía injusto que no se distinguiera a la banca que no ha recibido ayudas ni ha reducido plantillas con la que sí lo ha hecho. En este aspecto coincidió con Emilio Botín, presidente del Santander, pero fue más lejos al admitir que el sector debía "hacer autocrítica. La banca y los reguladores tienen parte de responsabilidad" y recordó que los casos de sueldos multimillonarios de algunas entidades "que han perjudicado la imagen" de todas.

En cuanto al futuro de la economía española, "nada halagüeño" según las previsiones del FMI o el Banco de España, Ron pidió una amplia y profunda reforma laboral. En el quinto año de crisis económica, en el que "caminamos hacia una nueva recesión", Ron fue tajante al asegurar que "es el momento de hacer las reformas estructurales a la vez que medidas que impulsen la economía. El crédito solo volverá con la confianza y el crecimiento económico, no por la reestructuración del sistema financiero", advirtió.

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Sobre la firma

Íñigo de Barrón
Es corresponsal financiero de EL PAÍS y lleva casi dos décadas cubriendo la evolución del sistema bancario y las crisis que lo han transformado. Es autor de El hundimiento de la banca y en su cuenta de Twitter afirma que "saber de economía hace más fuertes a los ciudadanos". Antes trabajó en Expansión, Actualidad Económica, Europa Press y Deia.
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