Un jefe de los Mossos niega excesos en el desalojo de indignados

Los Mossos d'Esquadra no se excedieron en el uso de la fuerza al desalojar a los indignados de la plaza de Catalunya. Pese a que la polémica actuación policial del pasado 27 de mayo se saldó con más de un centenar de heridos, el subinspector David Bordas, jefe de servicio de los antidisturbios, declaró ayer ante el juez que no se produjo ninguna irregularidad.

Bordas, uno de los mandos policiales imputados en la investigación judicial del desalojo, dirigió y supervisó la carga ordenada por su superior, Miguel Hermida. Sobre el terreno, no apreció que sus agentes -unos 50- se excedieran al usar la fuerza. El mando justificó la actuación policial por la "violencia" que, supuestamente, emplearon los indignados contra la policía y negó que se golpeara a manifestantes pacíficos. Según la querella que ha propiciado la investigación, sin embargo, la unidad de Bordas golpeó a personas que permanecían sentadas en el suelo como forma de desobediencia. Los Mossos decidieron desalojar a los acampados del 15-M con el argumento de que debían "limpiar" la plaza y retirar los objetos peligrosos.

Además de Bordas, están imputados el jefe de dispositivos, Antoni Antolín; el director general de la policía catalana, Manel Prat, y la exconcejal de Seguridad en el Ayuntamiento de Barcelona Assumpta Escarp. Las declaraciones de Prat y Antolín, que situaron como máximo responsable de las decisiones que se tomaron ese día al jefe de la policía autonómica en Barcelona, Joan Carles Molinero -que estaba en la sala de mando-, han llevado al juez a citar a este último a declarar, también como imputado, para aclarar los hechos.