El fotoperiodismo entra en las bodas
El Marco Rojo se sitúa entre las mejores firmas del mundo en seis años
Antonio Trigo, Víctor Martí y Fátima Sancho trabajaron, durante años, en Antena 3 Televisión. Los dos primeros como cámaras, cubriendo guerras, atentados, viajes de reyes y presidentes de Gobierno. Fátima, en tareas de redacción. Un expediente de regulación de empleo les empujó, hace ya seis años, a reinventar sus vidas. Entonces nació El Marco Rojo, un estudio fotográfico que, sin que fuera ese el destino prefijado, ha acabado por convertirse no solo en uno de los mejores especialistas en fotografía de bodas de España, sino, según la Wedding Photojournalist Association, una de las principales organizaciones internacionales del sector, es la séptima mejor empresa del mundo en lo que a retratar eventos nupciales se refiere.
En lo que fue una vieja instalación industrial del centro de Madrid, Víctor señala que la peculiaridad de su trabajo reside en que "hacemos en las bodas lo mismo que antes hacíamos a nivel informativo, esto es, captamos el momento. Nuestro pasado profesional hace que tengamos el ojo educado para ello y que sepamos ver sin ser vistos, sorprendiendo, muchas veces, a los propios novios cuando ven el resultado final".
Aunque, para hacer el reportaje de una sola boda, las jornadas de trabajo se puedan prolongar hasta las doce o catorce horas, "más", aclara Antonio, "la semana de trabajo que te puede llevar hacer la selección final de entre las más de 4.000 imágenes que puedes llegar a tomar en una boda", los fundadores de El Marco Rojo son conscientes de que hay mucha gente que no entiende los costes de su trabajo. "Igual que a nosotros nos puede parecer incomprensible que un arquitecto, al que hemos encargado un par de habitaciones para nuestra casa, tarde más tiempo de lo que pensamos que tiene que tardar en acabar nuestro encargo. Cada trabajo tiene sus tiempos y el nuestro tiene mucho de artesano, por mucho que nuestras herramientas de trabajo sean ordenadores, programas informáticos y cámaras digitales", añade Víctor.
Habituales de bodas celebradas al otro lado del Atlántico, ya que han recibido encargos de Estados Unidos y Venezuela, Antonio dice sentir envidia del trato que reciben allí sus colegas. "Aparte de que es frecuente que te lleguen a pagar 5.000 dólares por una boda media, algo impensable aquí, en Estados Unidos al fotógrafo de bodas se le respeta mucho, se le ve como un artista. Tiene poco que ver con lo que aquí llaman, despectivamente, fotógrafo de la BBC (bodas, bautizos y comuniones), aunque también hay que reconocer que, poco a poco, este concepto ha ido cambiando en España".
Sus dos compañeros consideran a Fátima pilar central de El Marco Rojo, "para nosotros sería imposible, además de hacer las fotos y el trabajo de mesa, cubrir toda la logística que lleva hacer 120 o 130 bodas al año, así que es ella quien lo gestiona todo", dicen ambos. Y ella ha visto una clara evolución en estos años del conocimiento de sus clientes. "Después de haber estudiado nuestra web http://elmarcorojo.com, cuando vienen al estudio ya tienen casi decidido lo que quieren. Les gusta que no les vayamos a pedir posados ni caras; ni que abusemos del photoshop quitándoles frescura y naturalidad a las imágenes. Pero cuando vienen con la mamá ya sabemos que, tarde o temprano, va a surgir alguna pega. Entonces les decimos que piensen que el reportaje de su boda va a ser su recuerdo personal de ese día, que no se dejen influenciar por nadie", asegura.
¿Y cómo ha afectado la crisis a las bodas? "Ha bajado el número, pero no lo que la gente se gasta ese día. El cura impone su fotógrafo, igual que otros conceptos como música, alfombra, flores..., con los que, sumando bodas, puede hacer una caja de unos dos mil euros en un fin de semana. Pero, pese a eso, la generosidad de los novios nos permite trabajar aunque tengan que aceptar, incluso, un reportaje fotográfico doble: el nuestro y el del fotógrafo oficial de la iglesia", explica Víctor. La emoción que les transmiten las parejas al ver el resultado del trabajo hace que en El Marco Rojo estén convencidos de que están haciendo bien su trabajo. -
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