El recorte de ayudas sociales tensa la coalición británica
La Cámara de los Lores veta un punto clave de la reforma de las subvenciones
Los planes de la coalición británica de imponer un límite de 26.000 libras al año (31.100 euros) a los ingresos que puede recibir una familia en concepto de ayudas sociales sufrieron anoche un contratiempo al rechazar la Cámara de los Lores un punto clave de la reforma: que en el cómputo se incluyan las ayudas por hijo.
La reforma ha tensado las relaciones entre conservadores y liberales demócratas, los partidos que forman la coalición. Aunque esas tensiones parecen no haber afectado al Gobierno, con el líder liberal Nick Clegg apoyando públicamente la reforma, sí se ha plasmado en el parlamento, con algunos representantes liberal-demócratas votando contra el Gobierno. El caso más sonado es el del antiguo líder y figura carismática lord Paddy Ashdown.
Muchos ciudadanos creen que hay un gran abuso del modelo asistencial
La Iglesia anglicana ha sido muy crítica con los límites a los programas sociales
El Gobierno, sin embargo, está tranquilo. Primero porque ese revés en los Lores lo puede rectificar en los Comunes. Y, segundo, porque cree que la opinión pública apoya sin reservas la iniciativa de limitar las ayudas sociales. David Cameron defendió ayer la imposición de un límite de 500 libras semanales a las personas en edad de trabajar con el argumento de que ese es el salario medio de una familia trabajadora. "Ingresar 26.000 libras al año en ayudas equivale a un salario de 35.000 libras y no creo que ninguna familia con esos ingresos pueda caer por debajo de los límites de la pobreza o no encontrar vivienda", declaró.
La idea ha calado entre la población porque muchos contribuyentes creen que hay un gran abuso en el sistema de ayudas y se preguntan porqué vecinos suyos que llevan años sin trabajar viven en una casa mejor que la suya y se pueden ir de vacaciones. Y apoyan el argumento del Gobierno de que las ayudas sociales se han de repartir de forma que no desincentiven la incorporación de sus beneficiarios al mundo del trabajo.
La teoría seguramente es muy buena y hasta los laboristas aceptan el concepto de la imposición de un límite. El problema es cómo se hace.
La Iglesia de Inglaterra ha sido uno de los críticos más feroces de la reforma, en especial porque entre las ayudas que se computan están las que se otorgan por cada hijo. Algunos expertos consideran que esas ayudas por hijo no se pueden tratar de la misma forma porque históricamente las ha podido recibir cualquiera, con independencia de sus necesidades. El Gobierno, sin embargo, ya anunció en otoño de 2010 que a partir de enero de 2013 las ayudas por hijos solo serán accesibles a las familias con ingresos inferiores a 42.000 libras (50.000 euros).
La Iglesia y buena parte de los liberales, con el apoyo laborista, quieren que, entre otras concesiones, el Gobierno excluya las ayudas a la infancia del cómputo total con el argumento de que, si no, se penaliza a las familias que más hijos tienen. Y la cámara aprobó con 252 votos a favor y 237 en contra una enmienda de la Iglesia en ese sentido.
Según las estimaciones divulgadas ayer por el Departamento de Trabajo y Pensiones, cuyo titular, Ian Duncan-Smith, es un comprometido cristiano, la reforma supondrá una pérdida media de 83 libras semanales por familia (casi 5.200 euros al año) y afectará a 67.000 familias y un total de 310.000 individuos. Casi un 20% de ellos van a perder una media de más de 150 libras a la semana (7.800 euros al año). Las más afectadas son las familias londinenses, ya que los precios de la vivienda son mucho más altos en la capital: la reforma afectará a un 54% de los hogares del Gran Londres. Quizás por eso el alcalde de Londres, Boris Johnson, es uno de los pocos políticos conservadores que se ha declarado preocupado por la introducción del tope.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.