La noche del electrón libre
Marcelo brilla en un Madrid con muchos cambios respecto al del clásico
El esfuerzo que hizo el Madrid al contratar a Coentrão, en quien invirtió 30 millones de euros el pasado verano, puso en cuestión la continuidad de Marcelo en el equipo titular. El brasileño, cuestionado desde que llegó por su indisciplina táctica, fue uno de los futbolistas más regulares de la temporada pasada. Sus lagunas de concentración en el plano defensivo quedaron soslayadas, sin embargo, por una capacidad ofensiva que le convierte en un lateral zurdo sin parangón en el planeta.
Quien busque en Marcelo un defensa convencional no lo encontrará. Él es un electrón libre. No hay ningún lateral que sea capaz de asociarse con más creatividad y mejor dominio del balón desde el pase hasta la definición, pasando por sus fulgurantes conducciones. Ayer interpretó la jugada más elaborada del Madrid con sentido punitivo para presentarse en el área de Iraizoz sin que la defensa del Athletic pudiera salir de su asombro. Suele ocurrirles a los zagueros cuando le ven aparecer desde atrás. Benzema le puso el pase final después de una combinación rápida con Özil y Cristiano. Marcelo envió la pelota al fondo de la red para poner el empate a uno en el marcador.
Marcelo fue uno de los mejores de su equipo. Junto con Ramos, se convirtió en el madridista más destacado a pesar de haber tenido parte de la responsabilidad en el gol de Llorente. No bajó con el navarro en el contragolpe que desembocó en el 0-1. Pero se resarció rápido. Su gol de la igualada apagó el incendio en el momento más crítico de la noche.
Tras el último clásico de Copa, la semana pasada, el Madrid se presentó asediado por las dudas, un público expectante, y un entrenador empeñado en agitar a la plantilla con otra alineación inesperada. Marcelo, suplente contra el Barcelona el miércoles en beneficio de Coentrão, fue restituido frente al Athletic. Dicen en el vestuario que había vuelto de las Navidades con sobrepeso, que tiene tendencia a engordar y que su posición es de fragilidad frente a opciones que son prioritarias para el entrenador, como Coentrão. Todo esto ponía a Marcelo en una situación poco ventajosa. Frente al Athletic no solo salió airoso. Sostuvo al Madrid en todos los planos. Cuando su equipo más lo necesitaba, en pleno avance vizcaíno. Fue el que dio mejor salida a las jugadas, el que más asistencias ofreció a los puntas para que remataran y el que metió el gol más necesario.
José Mourinho, el técnico madridista, permaneció sentado en el banquillo todo el partido. Por primera vez desde que gobierna la caseta de Chamartín, no pisó la zona técnica. De este modo escapó al escrutinio del público, mayoritariamente en desacuerdo con él por su planteamiento ante el Barça. El mismo público que ovacionó a Granero cuando fue sustituido: "¡Graneeerooo!". El homenaje al canterano, que ayer regresó a la titularidad en su estadio, fue un mensaje encubierto a su entrenador, que le ha tenido marginado durante tantos meses.
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