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Reportaje:Laboratorio de ideas | BREAKINGVIEWS. REUTERS

Autopista a la libertad

El numerito a lo Houdini de Commerzbank pone a prueba a los reguladores

Commerzbank está desafiando todas las apuestas. Cuando la Autoridad Bancaria Europea (ABE) estableció el agujero de capital de la entidad crediticia alemana en 5.300 millones de euros, daba la impresión de que el Gobierno federal tendría que intervenir. Pero aunque el consejero delegado Martin Blessing ha encontrado una vía de escape, puede que no sea del gusto de la ABE.

Cuando la ABE esbozó la situación de escasez de capital del banco en diciembre, el organismo regulador tenía claro que el capital debería provenir de los ingresos retenidos, la venta de activos o la emisión de valores. Estaba claro que reducir los balances generales -lo cual perjudicaría el crecimiento económico- no entraba dentro de las opciones.

El plan de Blessing cumple lo exigido en algunos aspectos. Commerzbank retendrá 2.400 millones de euros de ingresos hasta final de junio, la mitad de los cuales ya se han generado. Pagará la mayoría de los dividendos en forma de acciones y ha prometido mantener la corriente de crédito a los mercados principales de Alemania y Polonia.

Otras partes del plan del banco parecen menos acordes con el espíritu del ejercicio. Un total de 3.100 millones de euros van a provenir en su mayoría de lo que el banco denomina "gestión de activos ponderados por riesgo" (lo que significa aumentar la proporción de capital reduciendo el denominador de la fracción).

Un tercio de esa cantidad podría obtenerse titulizando las cuentas de préstamos empresariales, cosa que a la ABE probablemente no le importe demasiado. Asimismo, resulta difícil poner objeciones a que Commerzbank acelere una liquidación de activos que la Comisión Europea ya le ha ordenado que venda.

No obstante, un tercio entero de la gestión de activos ponderados por riesgo prevista por Commerzbank se reduce a hacerles pequeños ajustes a los modelos internos que el banco usa para calcular sus activos ponderados por riesgo. No hay nada ilegal en usar cifras más exactas sobre los porcentajes de pérdidas de la empresa en Alemania y datos más detallados sobre las garantías. Pero si el hecho de hacerlo hubiese incrementado los activos ponderados por riesgo, es de suponer que el banco no se hubiese molestado en ello.

El plan de Commerzbank es también bastante optimista. El banco cuenta con que la economía alemana se mantenga firme y con que no se le exija asumir pérdidas mayores por la deuda soberana griega en cualquier momento.

Sigue cabiendo la posibilidad de que BaFin, el organismo regulador alemán, vete los planes de Commerzbank. Pero dado que la alternativa es una inyección considerable de capital estatal, se verá presionado para no hacerlo. Como la ABE no deja de ser un apéndice de los supervisores nacionales y cuenta con poco personal, carece de la autoridad formal necesaria para impedir esos tejemanejes. Eso no ayudará mucho a restaurar la confianza en los bancos de Europa.

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