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Crítica:TEATRO
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Muy de verdad

Carol López explica muy bien de qué va su última creación: "Una cama, un sofá, una mesa y una bañera nos sirven para hablar de una vida que podría ser la nuestra, pero que no lo es. Cuatro intérpretes que parten de ellos mismos para encarnar a dos parejas que se muestran como son, con sus deseos y contradicciones; un hilo argumental para hablar de todo y de nada". Res no tornarà a ser com abans es eso. Son ellos compartiendo los cuatro espacios y momentos en común, juntos o por separado. Entran, se encuentran, salen, suben y bajan. Ahora sí, ahora no, sí pero no, quizá... mientras al fondo una pantalla recoge sus sesiones de terapia, individuales o por pareja, con un psicólogo.

RES NO TORNARÀ A SER COM ABANS

Dramaturgia y dirección: Carol López. Intérpretes: Dolo Beltrán, Andrés Herrera, Olalla Moreno, Andrew Tarbet.

La Villarroel. Barcelona, 17 de enero.

"No hay trama, es lo de siempre", oí decir a alguien a la salida. Sí, pero este "lo de siempre" lo es por algo. De ahí el título, acertadamente irónico, pues lo mismo, aunque con otros personajes y de otra manera, se suele repetir una y otra vez aunque nunca acabe de ser como antes. Por eso las relaciones de pareja y la complejidad del ser humano, manifiesta en su relación con los otros, es el gran tema. La frase de Casavetes que Carol López cita en el programa de mano "solo me interesa el amor y la falta de amor", como su manera de diseccionar esa complejidad, sobrevuela el montaje, cosa que no ocurre con otros cineastas. Y pienso en Woody Allen, a quien el tema también le pone, solo que él impone su visión aguda y mordaz, que nos encanta, pero no deja de ser la suya. El gran acierto de Carol López es que no nos impone ninguna, nos muestra, en esos espacios abiertos, tal cual son esas relaciones, de manera descarnada y a la vez tierna y divertida. Consigue, además, que nos demos cuenta de cuán absurdos somos en nuestros arrebatos de intensidad y pone de manifiesto lo raro que es vivir, como diría Carmen Martín Gaite, en pareja, añade ella. Y eso, señores, es muy difícil y arriesgado. Carol López se ha lanzado a la piscina en pelotas. Y hay que ser muy valiente para mostrar y desarrollar ese material con la honestidad con que lo hace ella y lograr que todo resulte tan natural y sincero. Estamos, pues, ante una especie de falso documental, por la autenticidad del conjunto y porque la dirección, sin ser invasora, se nota: cómo relaciona las escenas entre sí, cómo los personajes ganan en matices y en esa complejidad que nos define.

El trabajo de los cuatro intérpretes es magnífico. Sus personajes conservan su nombre como conservan algo de ellos mismos. La pareja compuesta por Dolo y Andrés es especialmente entrañable. Olalla y Andrew los equilibran perfectamente. Todo muy de verdad, o eso parece, que viene a ser lo mismo.

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