Zidane, Mourinho, el Real Madrid... y el PSOE
Veo la portada del diario As, en su edición nacional, y me quedo frío. Según Zinedine Zidane, "atacar a Mou y a los jugadores es atacar al Madrid". Pero, hombre de Dios, ¿cómo se puede decir eso? Cualquier persona, madridista o no madridista, sabe que esa afirmación no es cierta. Y, además, cualquiera que sepa algo de la vida, al leer algo así, se acuerda de aquello de "o yo o el diluvio", expresión normalmente relacionada con momentos en los que alguien no está totalmente seguro de sí mismo.
En efecto, cualquiera sabe que se puede ser madridista a muerte y se puede no querer a Mourinho. Es posible, también, ser madridista a muerte desde mucho antes de que nacieran Mourinho y Zidane y, a la misma vez, tener una idea de cuál debe ser el presente y el futuro del Madrid distinta de aquella otra idea que al respecto puedan tener Mourinho y Zidane. Es posible, incluso, aceptar que Mourinho pueda ser el mejor entrenador actual para el Real Madrid y, al mismo tiempo, pensar que Mourinho se equivoca de vez en cuando... Y así podría seguir enumerando supuestos de coincidencia de amor infinito, puro y limpio al Madrid, por un lado; y de mayor o menor cuestionamiento de Mourinho, sus decisiones y sus planteamientos, por otra parte.
Las cosas son así, en el Real Madrid, en cualquier club de fútbol, hermandad de penitencia, partido político, o cualquier otro tipo de organización cuya vida resulte definida, en mayor o menor medida, por la voluntad, la participación y la diversidad de criterio de sus miembros; y, viceversa, cuyo devenir cotidiano condicione profundamente los sentimientos, aspiraciones, ideales y vida diaria de sus afiliados, socios o seguidores. Porque, al final, el Real Madrid, de verdad de verdad, es y será de los madridistas. Y será la opinión del madridismo la que condicione su futuro a medio y largo plazo, y no la opinión, coyuntural y circunstancial de un entrenador que, por definición, está de paso.
¿Por qué escribo del Real Madrid? Pues para que se me entienda y para que se entienda que escribo desde la profundidad de los sentimientos, desde el respeto a todos mis compañeros del PSOE y desde la comprensión de alguna que otra desmesura propia de momentos difíciles. Los socialistas estamos inmersos en un proceso de decisión sobre nuestro futuro que va mucho más allá de las circunstancias colectivas actuales de mayor o menor presencia institucional del PSOE, así como de las circunstancias personales, y siempre circunstanciales, de mayor o menor responsabilidad directiva de unos u otros compañeros o compañeras. Yo, al menos, lo veo así.
Así ha sido siempre y así seguirá siendo: el PSOE es de los socialistas y debe ser como los socialistas, uno a uno y todos juntos, libremente decidan. La experiencia me dice que las aguas siempre acaban volviendo a su cauce natural.
José Rodríguez de la Borbolla es expresidente de la Junta de Andalucía.
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