La protesta contra los recortes crece en Rumanía

El primer ministro rumano, Emil Boc, salió ayer por primera vez para pedir calma a los manifestantes tras el cuarto día de protestas antigubernamentales que han causado al menos 50 heridos -10 de ellos, policías- y 280 detenidos en Bucarest.
"La solución no es la violencia sino el diálogo. Sé que los rumanos han afrontado tiempos difíciles. Estos años de crisis nos han obligado a tomar decisiones y medidas duras, pero, desgraciadamente, necesarias para poder superar este difícil periodo", declaró Boc. Pidió tranquilidad a las más de 1.000 personas que ya se reunían alrededor de las ocho de la tarde en la Piata Universitatii (Plaza de la Universidad), centro neurálgico de la rebelión y de encuentro de los hooligans del Dinamo y el Steaua de Bucarest, los dos principales clubes de fútbol de la capital rumana.
"La violencia compromete la prosperidad, sus efectos se sentirán en el futuro. Esta estabilidad económica es el resultado de las personas. Sabemos que aún no se siente en el bolsillo, pero se aprecia en las estadísticas y en las evaluaciones internacionales", aseguró el jefe del Ejecutivo. Unas 40 ciudades continuaron ayer las protestas de los ciudadanos descontentos con las medidas de austeridad aplicadas para reducir los efectos de la crisis económica y financiera, la reducción de salarios en el sector público, el aumento de tasas e impuestos y el control de la coalición gubernamental sobre las instituciones públicas. A diferencia de otras ciudades de Rumanía, donde las protestas fueron pacíficas, en Bucarest varios grupos de jóvenes atacaron a los policías con piedras y cócteles molotov.
Por su parte, la oposición parlamentaria condenó la violencia, pero apoyó las protestas, que podrían cambiar la situación en Rumanía, según el líder de la Unión Social Liberal, Crin Antonescu. "Si la respuesta de los que hoy están en el poder no es conforme a nuestras demandas, pasaremos a medidas radicales, no para aumentar la tensión, sino para intentar disiparla", explicó Antonescu para dirigirse a los desilusionados por la coalición gobernante, de centro-derecha. Las manifestaciones empezaron el juevesen apoyo del respetado secretario de Estado de Sanidad, Raed Arafat, que dimitió por no estar de acuerdo con las privatizaciones del sistema sanitario.
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