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Reportaje:

La 'generación JoBuBi' al poder

Un grupo homogéneo de dirigentes vinculados al PNV desde jóvenes lideran un partido sin cambio ideológico que, sobre todo, quiere recuperar el Gobierno

"Ahora, nos toca a nosotros". La frase, atribuida hace muy pocos años a un entonces prometedor jeltzale sigue grabada a fuego en los oídos de un veterano diputado foral vizcaíno. Se trataba de toda una premonición. El EBB renovado que acompaña el segundo mandato de su presidente, Iñigo Urkullu, refleja nítidamente el acceso al poder de una nueva generación, asociada al denominado sector JoBuBi (Jóvenes dirigentes vizcaínos), que acaba para siempre con el menor resquicio de cualquier otros pata negra. El poder bizkaitarra en el PNV ha venido para quedarse.

Con los registros de su afiliación en la mano, el PNV es Bizkaia. La guerra fratricida entre Xabier Arzalluz y Carlos Garaikoetxea dinamitó la organización de Gipuzkoa, que trata de recuperarse envuelta en una permanente batalla interna, mientras en Álava "no se gana para disgustos", como gráficamente explicaba un excargo público del partido. En este contexto, la mayoría vizcaína, siempre reflejada en el EBB se impone por sí misma y, a partir de ahora, lo hará con una indisimulada homogeneidad.

Aurrekoetxea es enviado a apagar el conato de incendio cuando se detecta
Los críticos creen que Urkullu será, al final, el candidato a 'lehendakari'
Urkullu e Ibarretxe han vuelto a verse en Navidad. Su relación es cordial
El presidente del EBB tardó tiempo en digerir la forma en que se fue Imaz
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La renovación diseñada por Urkullu encuentra su antecedente más directo en la regeneración que Andoni Ortuzar aplicó en el BBB. "Dispone de un equipo que ha ido haciendo a su entera semejanza. Ha ido eligiendo a jóvenes muy preparados, con ideología patriótica, con titulación, que saben moverse por el mundo y que si quieren hacer algo ya saben quiénes son sus jefes", destaca un curtido afiliado con largas horas de barra de batzoki.

Así las cosas, podría pensarse con razón que Ortuzar ha recuperado aquellos orígenes del grupo al que se incorporó rápidamente y que hoy domina en Sabin Etxea sin críticos que se le resistan. ¿Y Egibar? "Las apariencias engañan. No hay una mala relación entre Urkullu y Egibar como se dice", señalan fuentes del EBB. En cambio, no todos piensan lo mismo. "A las primeras de cambio desde Gipuzkoa se hizo circular el nombre de Ibarretxe para aspirar al EBB cuando ya se sabía que no iba a ocurrir y eso se hizo para joder porque lo propusieron organizaciones municipales que Egibar controla". En realidad, uno y otro se respetan. En el caso de Urkullu porque es "refractario" al conflicto; para el líder del GBB, porque sabe que cada día está más acosado.

En cuestión de litigiosidad, está acuñada la idea de que el presidente del PNV ha "interiorizado al límite" el devastador efecto que tuvo en su partido la división que permitió el nacimiento de Eusko Alkartasuna (EA) y que le sirve de guía cuando encara las actuaciones más tormentosas. "Es un hombre de diálogo y prefiere esperar antes de precipitarse", aseguran desde el EBB. Para otros, la táctica es mucho más sencilla y se limita a enviar a Joseba Aurrekoetxea, la alargada mano de Urkullu, allí donde prende el fuego. Este licenciado en Derecho por Deusto, experto en política social y servicios sociales, y nítido referente del núcleo duro de los JoBuBi, dio sus primeros pasos orgánicos en la vida municipal de su Portugalete natal donde fue concejal y teniente de alcalde. En su trayectoria política, ha sido parlamentario por Vizcaya durante dos legislaturas. Desde hace años su trabajo es sinónimo del control del aparato. "Aurrekoetxea es capaz de decir a Egibar lo que posiblemente Urkullu no le diría en una conversación", viene a resumir una persona que conoce la vida interna del PNV. Un día a la semana, al menos, Urkullu y Aurrekoetxea comen mano a mano. Ambos comparten los mismos ideales, porque, dicen quienes les ven trabajar "entienden el país de la misma manera". Su conjunción llega a tales límites que algunos menos entusiastas creen que "se entienden por señas".

Asegurada la fidelidad, Urkullu no volverá a sufrir "el desengaño" que le produjo la marcha "durante mucho tiempo incomprendida" de su antecesor, Josu Jon Imaz. "Fue un palo para el partido porque mucho no entendieron las razones que dio Josu Jon para dejar el cargo, aunque se le entendía la dificultad". Urkullu figuró de entrada en aquel selectivo grupo de afiliados jeltzales a quien Imaz "desengañó" con su decisión. No obstante, los dos mantienen su amistad, hablan con relativa frecuencia. El actual presidente de Petronor no escatimó detalles a su sucesor sobre las razones de su llamativo paso atrás. Urkullu lo entendió, pero necesitó tiempo para digerirlo.

En realidad, el presidente del PNV se ha visto abocado desde el primer día de su mandato a convivir con la convulsión. Posiblemente, porque así fue su origen. Algunos de sus colaboradores no se olvidan de los momentos que acompañaron a la derrota de las generales de 2008 porque envalentonaron a los críticos que veían "poco peso" en Urkullu para encarar la travesía. Fue un espejismo. Armado de su hoja de ruta, ha soldado toda fisura y las pendientes, tienen fecha de caducidad.

El sector uniforme del EBB se ha quedado sin oposición. ¿Iñaki Gerenabarrena? "El caso De Miguel y la pérdida de la Diputación le han dejado tocado", señalan desde dentro del partido. Además, la progresiva rehabilitación del sector crítico en Álava, apoyada desde el aparato de Bilbao, está siendo determinante para la alteración de fuerzas en el ABB. ¿Y Juan José Ibarretxe? "El lehendakari y Urkullu han estado tomando un largo café estas navidades, hablando de todo y su relación es absolutamente cordial", asegura una persona muy próxima al anterior presidente del Gobierno vasco. "Ibarretxe dijo en el Parlamento que se iba para siempre de la política y ya no volverá porque lo que dice, lo cumple", añade rotunda la misma fuente. ¿Y los veteranos que aupó Arzalluz? Están fagocitados políticamente. "El trato que estos

[la dirección del EBB] han dispensado a Arzalluz no es de recibo. Desde el primer día que se fue no le dejaron ni despacho ni plaza de garaje. Se podrá estar de acuerdo o en desacuerdo con él, pero creo que el PNV le debe algo a Arzalluz aunque al final tuviera el final que tuvo", lamenta uno de sus defensores todavía con un pie en Sabin Etxea.

Además, para cerrar el círculo de la renovación, Urkullu se ha visto favorecido por los reiterados deseos del veterano José Mari Zalbidegoitia para abandonar sus obligaciones en las finanzas del PNV. Con él se marchan innumerables secretos de la economía vizcaína y de la gestión del partido. Todo asunto proceloso relacionado con las cuentas corrientes del PNV y sus dirigentes -desde la construcción de Sabin Etxea hasta los problemas fiscales del excandidato guipuzcoano Jon Jauregi- le ha sido previamente consultado.

Ahormado así el equipo, empieza su batalla por el principal objetivo que no es otro que la recuperación del Gobierno vasco. ¿Con Urkullu de candidato a lehendakari? Es aquí donde sólo los críticos tienen claro dos cosas "a la izquierda abertzale se le gana con Ibarretxe y como no va a ser él, por supuesto que Urkullu será el candidato y Ortuzar, se quedará como su sucesor en el partido". Y aportan un dato: "se hizo una prueba con Erkoreka en las generales y no dio el resultado que se esperaba", abunda este jeltzale. En casa, en cambio, silencio porque, oficialmente, "no toca" aunque saben que es la principal asignatura que les aguarda mediáticamente.

Urkullu, en cambio, prefiere centrarse en la adecuación ideológica del PNV ante el nuevo escenario del País Vasco sin violencia por la que tanto ha suspirado desde joven, plantando cara a ETA y a quienes la jaleaban. Para enriquecerse, el líder jeltzale no ha dudado hasta ahora en rodarse de numerosos documentos con reflexiones de especialistas -filósofos, abogados, empresarios, profesores, entre otros- que considera de referencia para "actualizar" de tal manera el mensaje nacionalista que le permita ensanchar sociológicamente su electorado en medio de la crisis y de la amenaza de una pujante izquierda abertzale que le puede amargar su mandato.

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