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Reportaje:Empresas y sectores

En Enagás no hay quinto malo

Confía en haber elevado en 2011 un 5% su beneficio y un 10% su resultado operativo

Como se dice en los toros y canta Niña Pastori, "no hay quinto malo". En Enagás, que cierra estos días sus cuentas de 2011 (las publicará en febrero), están convencidos de que, por quinto año consecutivo, se van a cumplir sus previsiones y que en algún capítulo se van a superar. Llueven chuzos para todos, pero la distribución de goteras no es uniforme entre los distintos sectores y empresas. Enagás, que, según su presidente, Antonio Llardén, vio venir la crisis hace tres años y readaptó sus ritmos y prioridades de inversión e hizo cambios para financiarse mejor y contener el gasto, ha sustituido esta semana al BBVA en la cartera de cinco grandes de la Bolsa de la agencia de valores Renta 4. Su apuesta por este valor defensivo busca capear los efectos que pueden tener las ampliaciones de capital en la gran banca.

Espera cumplir, por quinto ejercicio seguido, su previsión inicial de resultados
En el parqué ha negociado el pasado año hasta 2,2 veces el total de sus acciones

No es una excepción. Nomura y UBS han hecho oídos sordos en las últimas semanas a las advertencias de las agencias de calificación de riesgo sobre una posible revisión a la baja de la nota crediticia de Enagás (como consecuencia del previo anuncio de un posible recorte de las notas otorgadas por Standard & Poor's a varios países de la eurozona y dentro de un grupo de 26 compañías) y han destinado inversiones millonarias a la compraventa de participaciones en la operadora gasista.

El atractivo relativo de Enagás, que tiene ya el 75% de su capital en Bolsa y el 72% de sus acciones en manos de no residentes (el doble que hace cuatro años), se explica según algunos analistas en la solidez de sus resultados y expectativas; en el hecho de que una parte de su negocio sean actividades reguladas; en su liquidez en Bolsa (en 2011 se negociaron 532 millones de sus acciones, cifra que supone 2,2 veces la totalidad de sus títulos, y un efectivo de 7.930 millones de euros que corresponde a 2,3 veces su capitalización bursátil al cierre de diciembre), y en su política de reparto de dividendos (por encima del 8% en promedio entre 2012 y 2014).

"Dada la actual coyuntura, es un orgullo el interés que despierta Enagás entre inversores internacionales. Es muy positivo para la compañía y para España", explicó el martes pasado, en conversación telefónica, Antonio Llardén.

Además, en un escenario más que crudo para la financiación de los países y las empresas, Enagás hace gala de no tener problemas. Sin necesidad de avales e intermediarios, firmó a finales de noviembre con el Banco Europeo de Inversiones (BEI) un tramo de 200 millones de euros como parte de un préstamo de 1.000 millones a 20 años, con cinco de carencia, aprobado en 2008 y a un coste muy competitivo según la propia empresa. Enagás se dispone a utilizar en el actual primer trimestre otro tramo no dispuesto de 175 millones del préstamo citado.

La compañía debe hacer frente este año a 920 millones de euros de vencimientos (500 millones en bonos en julio y otros 420 millones en créditos). El objetivo de Enagás es reforzar el mercado de capitales como fuente de financiación (representa el 24%) frente al crédito bancario e institucional. La evolución reciente de sus bonos respalda esta estrategia, según resalta un informe de analistas de La Caixa. Durante 2010 y 2011, los bonos han presentado una yield (retribución sobre cotización) inferior a la del soberano español (el bono con vencimiento en 2015 ofrecía a finales de octubre una yield del 3,5% frente a un 4,2% del soberano) y han mantenido un comportamiento defensivo ante los episodios de crisis soberana que estamos viviendo.

Una situación holgada, según explica Llardén, gracias a haberse anticipado a las restricciones crediticias y al encarecimiento del dinero mediante la puesta en marcha de un proceso de desbancarización de la deuda de Enagás ("hace cuatro o cinco años, casi el 100% de nuestra financiación procedía de la banca") y de recurso alternativo a los mercados financiero e institucional ("hoy casi el 60% de la deuda está colocada en bonos que en su mayoría están en manos de inversores extranjeros y casi un tercio del total son créditos del BEI").

Enagás, según ha adelantado a la CNMV, tiene previsto aumentar como mínimo un 5% su beneficio neto en 2011, un 10% su beneficio de explotación (ebitda), y alcanzar los 650 millones en inversiones, ligeramente por debajo del objetivo de 700 que la compañía prevé invertir de media anual hasta 2014, y en activos puestos en explotación. Objetivos conservadores, apuntan en Renta 4, que "podrían batirse gracias a la positiva evolución de inversiones y adquisiciones y a que el coste medio de deuda será inferior al previsto (cerrará el año en niveles del 2,0%-2,9% frente al 3,3% presupuestado)". Enagás ha reiterado además sus objetivos hasta 2014 tanto en inversión (3.500 millones en el periodo 2010-2014 y 680 millones anuales en activos puestos en explotación) como en el capítulo financiero (tasa anual de crecimiento compuesto del 9% en ingresos regulados, incremento del ebitda en un 10% y del 7% en beneficio neto).

Los cambios regulatorios que se anuncian y se esperan para el sector de la energía en España con la llegada del PP al Gobierno siembran dudas en algunos analistas, otros las descartan, sobre el futuro de Enagás. Así, entre los primeros, los analistas de Bankia Bolsa, que a mediados de noviembre elevaron ya el riesgo del sector tras incorporar a sus precios objetivos para las acciones de las distintas compañías un descuento del 10%, ponderado por el peso de los negocios potencialmente expuestos a cambios en regulación en España. A las empresas de redes (tanto Enagás como REE) solo les consideraron un 50% del ebitda como proporción del negocio potencialmente afectado, porque sus estimaciones ya incorporan ciertos cambios en los parámetros y porque piensan que los cambios solo se aplicarían a parte de los activos.

Los analistas de La Caixa y de Renta 4, empero, no ven riesgos regulatorios para Enagás. Tampoco los ve Llardén. La incertidumbre, en su opinión, se centra en dos ámbitos: acabar de definir del mix energético la distribución entre las distintas fuentes, y resolver el problema del déficit eléctrico. El ministro ya ha empezado a trabajar en ambos, señala, con sus primeras medidas sobre energía nuclear y con declaraciones sobre el carbón y las renovables. "El gas está razonablemente al margen. Su mercado está mucho más liberalizado que el eléctrico y sus precios los marcan sobre todo los mercados internacionales", dice el presidente de Enagás.

La empresa, por otra parte, está inmersa en un proceso de segmentación y reordenación para atribuir a distintas filiales la gestión técnica del sistema y el transporte de gas.

México y Canarias

La transportista y gestora técnica del sistema gasista español, que descartó en octubre pujar por REN, su homologa portuguesa, "por falta de sinergias", adquirió un mes después el 41,94% del capital de la canaria Gascan y cerró en ese mismo mes la compra de la mexicana Altamira. Gascan (Compañía Transportista de Gas Canarias, SA) es una sociedad constituida con el objetivo de construir dos plantas de regasificación, una en Tenerife y otra en Gran Canaria, que permitan la introducción del gas natural en las islas. Y Altamira, en México, es una planta de regasificación adquirida conjuntamente por Enagás (40%) y por la holandesa Vopak por unos 408 millones de dólares a sus propietarios (Shell, Total y Mitsui & Co). El desembarco internacional, asumiendo y operando activos, supone un cierto cambio en la estrategia de Enagas. Son inversiones limitadas y muy condicionadas, explica Llardén, a que la demanda y la rentabilidad de los activos a adquirir no ponga en riesgo "nuestras inversiones en España y a que aporten a la compañía flujos de ingresos similares a los de aquí" (regulados o asegurados en el tiempo por contratos), y son operaciones subordinadas siempre a una autorización previa del regulador nacional. Los grandes grupos energéticos con integración vertical de sus negocios, como los citados en el caso de Altamira, están vendiendo activos que no son estratégicos para ellos y que les permiten conseguir liquidez, y eso, agrega Llardén, hace surgir oportunidades para compañías como la suya. Estas actividades y el asesoramiento y formación de personal de otras compañías, acaban de asesorar a uno de los mayores grupos chinos, contribuyen además en tiempos de crisis, según explica Llardén, a conservar el know-how (conocimiento) de la compañía y al mantenimiento de una plantilla muy cualificada. "Pese a la crisis, hemos creado incluso 100 empleos en los últimos tres años".

Entre sus inversiones previstas para los próximos meses, y como socio de Bahía Bizkaia Gas, donde cuenta con el 40% del capital, están las destinadas a la construcción de un tercer tanque de almacenamiento de gas natural licuado (GNL) en el puerto de Bilbao.

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