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Salmond busca más competencias

El movimiento independentista de Escocia tiene muy poco que ver con el que se da en el País Vasco o Cataluña.

Escocia es mucho más extensa (10,8 veces más que el País Vasco y 2,4 más que Cataluña) y menos poblada en términos relativos: 66 escoceses por kilómetro cuadrado, frente a 298 vascos y 234 catalanes.

Son más pobres que Inglaterra y su secesión plantea más interrogantes económicos que la de vascos y catalanes. Quizás por eso parece más deseada por los ingleses que por los escoceses, algo que no ocurre en España respecto a vascos y catalanes, que se consideran económicamente perjudicados por su pertenencia al Estado español. Sobre todo en el caso de los independentistas catalanes, que se quejan de su balanza fiscal negativa.

Aunque los independentistas escoceses sostienen que si el dinero del petróleo del mar del Norte se quedara en Edimburgo no necesitarían las subvenciones de Westminster, las reservas están disminuyendo y no está claro que pudiera subsistir como Estado independiente.

La crisis financiera ha incrementado ese temor al poner de relieve la fragilidad de dos de los modelos más invocados: Islandia e Irlanda. Además, la crisis del euro empuja hacia la armonización fiscal y hace impensable que una Escocia independiente pudiera dotarse de un sistema fiscal como el irlandés para atraer inversiones.

No hay problema lingüístico: el inglés es la lengua de los escoceses y no hace falta hablar la minoritaria lengua local para sentirse escocés. La identidad nacional, quizá por eso, está mucho más extendida: hasta los tories más unionistas se sienten al mismo tiempo profundamente escoceses. Nadie en Gran Bretaña cuestiona que Escocia es una nación.

Por todas estas razones -y otras muchas, como la pertenencia a la Unión Europea, el euro, las bases militares, las ayudas de Westminster al Royal Bank of Scotland...- la independencia de Escocia tiene hoy aires de quimera a pesar del éxito electoral del Partido Nacional Escocés (SNP). De ahí que a nadie extraña que el líder del SNP Alex Salmond, parezca inspirarse en el modelo español como alternativa. En el fondo, busca más la autonomía plena que la independencia.

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