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Necrológica:
Perfil
Texto con interpretación sobre una persona, que incluye declaraciones

Vicente Revuelta, un clásico del teatro cubano

Sus montajes rompedores renovaron la escena dramática de la isla

Si un apellido familiar está asociado al teatro cubano es el de Revuelta. Lo llevaba Raquel, desaparecida hace ahora siete años, y también el actor y director Vicente Revuelta, su hermano, fallecido el martes en La Habana a la edad de 82 años. Los Revuelta eran -y serán- mucho más que una familia ilustre de las tablas cubanas que ocuparon un lugar destacado en un determinado momento. La impronta y el legado de Vicente -también el de Raquel, pues es casi imposible hablar de uno sin mencionar al otro- empieza a mediados de los años cincuenta, cuando desde la sociedad cultural Nuestro Tiempo lanza las primeras ideas de lo que supondría un vendaval de aire fresco para la escena cubana.

Hizo decenas de películas, muchas de ellas con Tomás Gutiérrez Alea

El soplido renovador se convirtió en huracán al fundar junto a un grupo de jóvenes actores la compañía Teatro Estudio, allá por 1958, que en la década siguiente y aún después marcó la cultura cubana con letras mayúsculas.

Pobre de solemnidad en su infancia, hijo de padre español y de madre cubana vinculada a la profesión -la actriz Silvia Planas-, Vicente Revuelta (habanero de pura cepa) empezó su carrera bien temprano. Pasó por la Escuela Municipal de Arte Dramático, el Patronato de Teatro y el Teatro Universitario, debutando como actor en 1946 en la obra Prohibido suicidarse en primavera. A partir de ese momento no paró, ni como actor -interpretando obras de Bernard Shaw, Wilder, Molière, Chéjov, Cervantes- ni como director. Viaje de un largo día hacia la noche, de O'Neill, fue su primer montaje, toda una declaración de principios en su fecunda carrera.

Su amistad con el cineasta Tomás Gutiérrez Alea le marcaría toda la vida. Igual que Titón, Vicente no se acomodó y siempre buscó explorar caminos nuevos y continuar donde los demás se detenían, llevando la experiencia artística al límite. A través de Adela Escartín, con quien hizo Yerma en 1950 -la obra se mantuvo en cartelera 32 noches- aprendió el método de Stanislavski y lo introdujo en la isla. Su montaje de Galileo Galilei marcó toda una época del teatro cubano. El nombre de Bertolt Brecht nunca fue igual después de que su teatro pasó por sus manos y sobre todo por su cabeza. El alma buena de Se-Chuan (estrenada en 1961), Madre Coraje, todas y cada una de sus obras adquirieron una dimensión muy especial con Revuelta, y el público -su público- se lo reconoció.

Muchos son los hitos de su trayectoria como director, desde su temprana Fuenteovejuna a la rompedora La noche de los asesinos, de José Triana, premiada en 1966 por la institución cultural Casa de las Américas. Una obra que todavía no se ha olvidado y que -dijo- habla "sobre la gente que se pasa la vida tratando de cambiar, de hacer la Revolución, pero sentados en un café, sin hacer nada".

Como actor de cine hizo decenas de películas, muchas de ellas con Tomás Gutiérrez Alea -Las doce sillas, Los sobrevivientes, Una pelea cubana contra los demonios-, también con otros grandes del cine cubano, como Humberto Solás. Bajo su influjo Teatro Estudio se convirtió en un gran taller experimental y también en la escuela de vanguardia donde se formaron los actores más importantes de la isla. Era quizás su obra más querida junto con la docencia. Durante años ejerció como profesor del Instituto Superior de Arte -formar actores de mente abierta era otra de sus grandes pasiones, además de dirigir y actuar- y en 1999 recibió el Premio Nacional de Teatro. Por supuesto, su hermana Raquel también obtuvo similar distinción.

El actor y director cubano Vicente Revuelta.
El actor y director cubano Vicente Revuelta.

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