Duelo final de Griñán y Arenas el 25-M
El presidente andaluz disolverá el Parlamento el 30 de enero - Los andaluces irán por tercera vez a las urnas en 10 meses - No hay elecciones separadas desde 1990
25 de marzo de 2012. Ese día se celebrarán las novenas elecciones al Parlamento de Andalucía en las que por primera vez en 30 años, el PSOE, la formación hegemónica en todas las elecciones autonómicas, desde 1982, se juega su ser o no ser en Andalucía y en España, donde este partido apenas si tiene relevancia institucional. No es una batalla electoral más, sino la definitiva. Será la tercera vez en 10 meses que los andaluces vayan a ser convocados a las urnas, tras las municipales de mayo de 2010 y las generales de noviembre pasado. En las dos ocasiones, ganó el Partido Popular por una diferencia de siete puntos en el primer caso y de nueve en el segundo en el conjunto de la comunidad. El duelo entre el socialista José Antonio Griñán y Javier Arenas será único porque no parece que el popular vaya a optar a una quinta candidatura, si no logra formar gobierno, mientras que Griñán afronta el 25-M en el final de su ciclo político.
El presidente de la Junta de Andalucía, José Antonio Griñán, anunció ayer en Málaga la fecha de los comicios, por lo que el próximo 30 de enero firmará el decreto de disolución de la Cámara. Aunque podría haber estirado el calendario hasta primeros de mayo, sólo barajaba dos fechas: el 18 o el 25 de marzo. Griñán, como le obliga la ley, consultó con sus consejeros la fecha de las elecciones en la reunión del pasado martes, aunque el Consejo de Gobierno no informó de este hecho en la rueda de prensa posterior.
Esta será la primera vez en 22 años que las elecciones al Parlamento andaluz se celebren sin el paraguas de una convocatoria general. Solo en dos ocasiones los andaluces han celebrado un debate electoral sin interferencias de otros comicios: en 1982, las primeras autonómicas, y en 1990. En el resto de las ocasiones se han hecho coincidir con las europeas o con la renovación de las Cortes.
Para Griñán, de 65 años, serán sus primeras elecciones como candidato socialista a la presidencia de la Junta, cargo en el que lleva tres años, cuando en 2009 sustituyó a Manuel Chaves tras ser nombrado este vicepresidente por Zapatero. Para el líder del PP, Javier Arenas, de 54, el 25-M supondrá su cuarto intento por presidir una comunidad que se le viene resistiendo desde 1994, cuando con 36 años -todavía se le llamaba el Niño Arenas- debutó como cabeza de cartel autonómico de su partido.
Por primera vez en su dilatada carrera, Arenas parte como favorito, se da por hecha su victoria, pero los resultados de las municipales y generales no le garantizan que lo vaya a hacer por mayoría absoluta. Aunque los socialistas se ven obligados a decir que salen y van a ganar el 25 de marzo, el PSOE más que confiar en sus propias fuerzas se encomienda a que Arenas no logre los 55 escaños en los que se sitúa la mayoría absoluta de los 109 del Parlamento andaluz. Y después, esperar a un pacto de legislatura o de coalición con Izquierda Unida, cuyo candidato, Diego Valderas, ya ha anunciado que no permitirá el acceso de la derecha al Gobierno andaluz. Eso sin contar con la entrada de UPyD, el partido de Rosa Díez, en la Cámara lo que daría al traste con estas cábalas. A los andalucistas, ausentes en el Parlamento en esta legislatura, tampoco se les espera en la próxima, según estiman todos los sondeos.
Arenas, que ha dulcificado su imagen en los últimos meses, lleva mucho tiempo con un único mensaje: el de que es necesario el gobierno del cambio en Andalucía, tras 30 años de gobiernos socialistas que dejan una herencia de 1,2 millones de parados y un caso de corrupción como el del fraude de los ERE pagados con fondos públicos de la Junta de Andalucía. Este feo asunto no para de dar sorpresas. La última revelación de que el exdirector general de Empleo y principal imputado en el caso, Francisco Javier Guerrero, dio a su chófer 1,3 millones de euros y que parte de ese dinero lo dedicó a "comprar cocaína, para ir de fiestas y copas" para él y su jefe ha tenido el efecto de una puntilla sobre los socialistas. "Tienes la sensación de que el trabajo que haces no sirve para nada", admitía ayer un diputado autonómico, entre atónito y horrorizado con los últimos testimonios.
Desde el mismo día en que perdió las elecciones de marzo de 2008, Arenas se puso manos a la obra para ganar las próximas. La brutal crisis económica le ha hecho mucho trabajo, pero a la par el deseo de relevo en la Junta de Andalucía no ha parado de aumentar. Así lo recoge la última encuesta del Instituto de Estudios Sociales Avanzados (IESA), conocida a finales de noviembre, en el que casi el 73% de los andaluces manifiestan su deseo de cambio político en la comunidad, tres puntos más que hace un año, mientras que hay una mayoría que prefiere que gane el PP.
Cuando Zapatero anticipó las elecciones a noviembre, Griñán decidió agotar el mandato, arriesgar e ir solo. El 25-M se verá si acertó o no. Entre otras razones, lo hizo por cálculo electoral, para ganar tiempo, convencido de que ganaría el Gobierno de Rajoy y que este tendría que poner en marcha casi de inmediato medidas muy impopulares. La subida de las retenciones del IRPF y del IBI ha sido una de ellas. Griñán también ha subido impuestos, pero a las rentas más altas, y en los presupuestos andaluces para 2012 ha incrementado las partidas de educación, de dependencia y mantenido las de sanidad. Intenta convencer de que es posible otra salida a la crisis a las recetas de la derecha. ¿Será eso suficiente para recortar al partido de Arenas? En tan solo 73 días se sabrá si hay cambio o continuidad.
Tres sin generales
- 1982. Primera cita regional tras el acceso a la autonomía plena. La participación fue del 66,31% y el PSOE obtuvo mayoría absoluta.
- 1990. Manuel Chaves consigue la primera de sus seis victorias en Andalucía. La participación fue la más baja de todas las convocatorias: un 55,34%. El PSOE obtuvo mayoría absoluta.
- 1994. Las elecciones al Parlamento andaluz coinciden con las europeas. La participación fue del 67,28% y el PSOE quedó en minoría, lo que dio lugar a la pinza entre IU y PP.
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