Democracia Feijoniana 2.0
Era previsible. La triunfal instauración del marianismo en Moncloa fuerza a una inevitable actualización de la inteligencia que ha hecho funcionar la restauración popular en el Fogar de Breogán. Ya está aquí la Democracia Feijoniana 2.0. No es un drama. Decía Buda que el dolor es inevitable, pero el sufrimiento es opcional. La actualización traerá problemas. Pero también creará oportunidades.
Madrid bien vale una consellería. La llamada para regir altas instancias de Estado provoca un saludable cambio en un gobierno que ha demostrado una encomiable capacidad para deshacer, pero ofrece resultados más magros en lo creativo. Si Feijóo tiene que mover el banquillo y puede hacerlo sin que parezca una rectificación, debería aprovechar la oportunidad para sustituir a tanto conselleiro fajador por gestores con ideas, ambición y visión innovadora. La Democracia Feijoniana está actualizando también su discurso sobre la culpabilidad por los problemas. Mientras gobernaba aquí, pero estaba en la oposición en Madrid, el Gobierno central era el culpable de todo. Un mejillón se ponía enfermo en la ría de Muros-Noia y, de una manera o de otra, acaba siendo cosa de Zapatero. Ahora que ya manda en todas partes y no queda otra Administración a quien responsabilizar, la culpa parece que empieza a recaer en la gente.
Ahora que el PP manda en todas partes, la culpa empieza a recaer en la gente
La sanidad se colapsa porque la gente abusa. El paro no baja porque la gente no quiere trabajar y prefiere quedarse en casa cobrando. La educación no tiene calidad porque la gente pasa de los hijos y los maestros, que también son gente, no quieren impartir más horas. La dependencia resulta insostenible porque hay mucha gente que se apunta al fraude. Los funcionarios se han convertido en un problema porque son gente que tiene muchos privilegios y poco trabajo. No sé si se han fijado, pero la actualización afecta también al software mediático que la acompaña. De Zapatero decían que recortaba derechos sociales. De Feijóo y Rajoy proclaman ahora que recortan privilegios. Algo de verdad habrá en todo ello. Pero señalar culpables no resuelve los problemas
También en cuanto atañe a la responsabilidad de encontrar soluciones, la Democracia Feijoniana parece estar revisando su discurso. En su formato más clásico, el Gobierno proponía varias alternativas y la gente decidía libremente. Era una toma de decisiones a la carta. Así se ahorraban los costes por decidir, que resulta la parte más costosa de gobernar y la que da más lata, especialmente para los asuntos más complejos. El ejemplo más acabado de la versión clásica fue la magistral gestión del polémico asunto de la enseñanza en gallego. Después de armar el lío y evocar a Luther King clamando por los derechos civiles lingüísticos, se apela a la cordialidad, se convoca una consulta parental y que decidan luego los funcionarios.
En la nueva versión 2.0, la sociedad civil propone y el Ejecutivo avala. Al Gobierno ya no se le puede ir con problemas. Eso es muy del siglo XX. En la nueva era, al Gobierno se le va con soluciones, o no se le va. Acabamos de presenciar un primer formato de esta filosofía actualizada respecto al dilema de las aeropuertos y las rutas aéreas. La propuesta de la Democracia Feijoniana 2.0 es cristalina: que lo arregle el sector y además que lo haga con valentía. Si operadores aéreos y turísticos le traen una solución firme, el Ejecutivo la apoyará. Es la política "arrégleselo usted mismo, que yo se lo certifico".
La versión actualizada parece también que va a ofrecer nuevas prestaciones que la volverán mucho más flexible al entorno. Antes los retrasos en el AVE o las deudas tributarias eran un problema de voluntad política. No había. Ahora son un problema de dinero, tampoco hay. La rigidez ante Madrid se actualiza para adaptarse a un nuevo esquema de lealtad institucional que algunos celebramos y echábamos de menos. En tiempos de tribulación, los Gobiernos deben entenderse.
No se sabe cómo termina un proceso de actualización hasta que acaba. Puede suceder de todo. Desde un bloqueo del equipo, a generar problemas de compatibilidad con el programa antiguo o concluir la instalación con éxito y que Feijóo acabe siendo el presidente inspirador que Galicia necesita en estos días oscuros. Depende de él.
@antonlosada
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