Muerte a cámara lenta
Ensayo. Ahora que Europa no sabe en qué momento está ni hacia dónde quiere ir, no viene mal que alguien recuerde de dónde venimos y cuáles son las hebras que vertebraron el relato de una unidad que parece deshilachada. Timothy Garton Ash, historiador, cronista por excelencia de la liberación de Europa del Este y periodista, con la urgencia del que tiene que dar constancia de unos acontecimientos y la erudición de quien conoce su importancia, cuenta en Los hechos son subversivos la década transcurrida, una década sin nombre que abarcaría desde los atentados del 11-S hasta la llegada de Barack Obama a la Casa Blanca. El libro, una recopilación de ensayos e ideas publicados en The New York Review of Books y The Guardian, contiene acertados diagnósticos sobre la situación europea ("la UE se está muriendo. No es una muerte dramática, sino a cámara lenta, en una decadencia que pone en peligro un proyecto que se daba por asentado"), momentos impagables (como el retrato de George W. Bush) y reconocimiento de errores como el apoyo a la invasión de Irak, se lee de corrido y está en la línea de obras anteriores como Historias del presente.
Los hechos son subversivos: ideas y personajes para una década sin nombre
Timothy Garton Ash
Traducción de Alberto Enrique Álvarez
y Araceli Maira Benítez
Tusquets. Barcelona, 2011
487 páginas. 25 euros
Pero Garton Ash no sólo analiza ocho años marcados por el declive de Europa y Estados Unidos, el ascenso de las potencias emergentes o la cuestión esencial de la presencia del islam en el Viejo Continente, también pone el foco en territorios menos transitados (por ejemplo, sólo alguien con una formación tintinesca puede estar interesado en el Transdniéster y en oscuros conflictos de la Europa oriental). Una de las principales sorpresas es el prólogo, una lección de interpretación histórica y de objetividad periodística que debería enseñarse en todas las facultades y practicarse en todas las redacciones. Y lo que es aún mejor, su calidad y su amenidad no descienden en ninguna de sus páginas. Los hechos son subversivos no sólo es una enseñanza sobre el pasado reciente, sino una guía sobre lo que nos puede esperar. En este sentido, su análisis pesimista sobre los desequilibrios del capitalismo global, que él llama "corporativismo", en el final del libro coincide con el del también británico Tony Judt, a quien califica como "compañero de pensamiento", en Algo va mal. "En algún momento del año 2000, el mundo llegó a un punto muy elevado en la difusión de la civilización, que puede que las generaciones futuras miren con nostalgia y envidia", escribe, o "eliminemos los ingredientes elementales de la vida organizada y civilizada -comida, cobijo, agua potable, una mínima seguridad personal-, y regresaremos en sólo unas horas a un estado de naturaleza hobbesiano, a una guerra de todos contra todos". Los hechos, subversivos, parecen dar la razón a estas líneas escritas en 2005.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.