Polémica tala en el hayedo protegido

¿Es compatible la extracción minera con la conservación de un paisaje? ¿Es comprensible que se quieran mantener empleos en plena crisis, pero a costa de la posible destrucción de parte su territorio? Estas son algunas de las preguntas que surgen ante una polémica encendida estos días en Navarra, donde la empresa Magna pretende llevar a cabo un proyecto de extracción de magnesita a cielo abierto en un hayedo protegido, en el llamado Monte Alduide. Allí, en el Pirineo, se encuentran los últimos reductos del pico dorsiblanco, un ave en peligro de extinción. La mayoría de la población de la zona, y el Gobierno navarro apoyan el proyecto.

Aunque el plan lleva en marcha tres años, la controversia se ha avivado estas Navidades, cuando la empresa comenzó las talas. Según el delegado de SEO / BirdLife en la zona, Ramón Elosegui, Magna, "con nocturnidad y alevosía", anunció el 24 de diciembre que en unos días comenzaría a talar el hayedo protegido de Zilbeti. Así ha sido. Desde el martes ha talado más de medio centenar, dentro de un proceso que, según censuran los ecologistas, "no cuenta con los permisos necesarios y se ha llevado a cabo en vacaciones para evitar la contestación social". El Gobierno navarro defiende que estos trabajos "no se salen de los márgenes de la declaración de impacto ambiental ya aprobada". Este diario ha intentado, sin éxito, obtener la versión de Magna.

Magna tiene actualmente una cantera en Esteribar, un valle colindante con el Monte Alduide, pero la veta actual se le agota y para mantener los 180 puestos de trabajo de la planta necesita abrir otra. El mineral que ahora quiere explotar está en un monte comunal y hace un año consiguió la declaración de impacto favorable del Gobierno. Este trámite recibió más de 1.000 alegaciones y por ello la Coordinadora Monte Alduide y SEO / BirdLife recurrieron la aprobación al Tribunal Superior de Justicia de Navarra. Según Elosegui, se trata de una empresa minera y "finita", por lo que "hay que buscar el desarrollo económico con proyectos que no destruyan el territorio y que no sean pan para hoy y hambre para mañana".

La clave para el desarrollo del proyecto es la habilitación de un acceso a un túnel por el que se trasladará el mineral para que no tenga que cruzar el hayedo de Zilbeti. Los municipios afectados debaten estos días la cesión de los 1.600 metros cuadrados necesarios para esta apertura y la mayoría se muestran partidarios. Salvo Bildu, que ostenta la alcaldía de Baztan, el resto de partidos ratifica la cesión.

Según el Ejecutivo, al plan inicial "se han añadido una serie de condiciones para reducir al máximo el impacto ambiental, como la recuperación progresiva del entorno y la mitigación de los efectos del transporte del material". Así, defiende que la explotación "permitirá el mantenimiento de los puestos de trabajo, a lo que hay que sumar los efectos positivos que tendrá para la fijación de la población". En este mismo sentido se pronuncia Enrique Garralda, alcalde de Erro: "Apoyamos el proyecto porque los que de verdad protegemos estos paisajes somos los que vivimos y trabajamos aquí y si no hay empleo el valle desaparecerá".