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Columna
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Los siete signos del envejecimiento

El tiempo manda todo al carallo pero, para paliar tan cruel entropía, hay un negocio que parece agigantarse en estas fechas: la cosmética. Los perfumes también nos invaden y surgen nuevas fragancias cada año pero por mucho que nos caigamos en una marmita de la nueva colonia de Rosario Flores, lo único que podemos hacer con esos líquidos es disimular el olor sin combatir ni lo más mínimo los siete signos del envejecimiento. Estos últimos se nos presentan en la publicidad navideña como remediables tanto para hombres como para mujeres. Los países también envejecen. Investigando un poco en estos siete signos, caemos en la cuenta de que Galicia los sufre. Veámoslos uno por uno.

1. Arrugas y líneas de expresión. Afirma la industria cosmética que "la gravedad de las arrugas de la piel varía con factores como la exposición solar, el tabaco o la herencia genética". Son muy listos porque saben que la exposición solar es más bien escasa en Galicia y eso del tabaco o la herencia genética vale para cualquiera. Es aquí donde añaden algo mucho más reconocible en nuestro país: "Las líneas de expresión, por otra parte, son resultado de acciones repetitivas, y son más visibles alrededor de la boca y los ojos". ¡Bingo! Las acciones repetitivas sí que caracterizan tanto a nuestro gobierno como a nuestra oposición. Alrededor de los ojos y la boca el coñazo, perdón, la repetición se hace aún más patente. Sigamos...

No hay fragancia que enmascare a estas alturas el hedor tras el derribo de un país

2. Textura de la piel no uniforme. Nueva coincidencia: "Con el simple paso del tiempo la piel

se vuelve más frágil, perdiendo gradualmente su elasticidad y su aspecto uniforme". Entendamos en este caso la fragilidad de la piel como la consecuencia de la tortura que sufre nuestro territorio. Entre molinos de viento gigantescos y las amenazas de obras hidráulicas descomunales, no nos quedará más remedio que regalarle a nuestro mapa alguna cremita.

3. Pigmentación desigual. ¡Esta sí que es buena! Va a ser que la culpa de todo la tiene la inmigración...

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4. Falta de luminosidad. Esto no se entiende muy bien. ¿En qué quedamos? ¿El problema no era la exposición solar? Quizá es que la falta de luz nos priva de un turismo desaforado al modo de Benidorm que nos saque de la debacle. 5. Poros visibles. La definición de poro es "apertura por donde sale el pelo que crece". O sea, un agujero. Los agujeros visibles de Galicia empiezan a ser trágicos. Mueren indigentes en las calles en plena ola de frío y los comedores sociales están desabastecidos. Mientras esto ocurre, encargamos a Norman Foster la estación del AVE de Ourense: un agujero moral como el que se queda en ACDC (A Cidade Da Cultura) tras la paralización de las obras.

6. Manchas de la edad. Otra buena definición: "Aparecen manchas oscuras sobre la piel (fotoenvejecimiento)". Esto debe significar que el hecho de aparecer tanto en las fotos tiene consecuencias nefastas para la piel de nuestra clase política.

7. Sequedad y tirantez de la piel. Aquí lo que pasa es que "la piel se deshidrata y se torna seca y rugosa porque la suavidad de la piel está directamente relacionada con la presencia de agua". Ningún problema pues: en Galicia sigue lloviendo, gracias a Dios. Pero la tirantez la tenemos garantizada en colegios e institutos con eso del idioma y el trilingüismo apañado por Feijóo codo con codo con Rosa Díez en su momento. Por no hablar de un fracaso escolar de mucho cuidado, que a nadie parece importarle un comino.

Y hasta aquí llegan los siete signos del envejecimiento. Sin ninguna duda Galicia necesita unos buenos cosméticos para estar guapa en estas entrañables fiestas. Hasta el doctor House los anuncia en televisión. Pero no hay fragancia que enmascare a estas alturas el hedor tras el derribo de un país. Aún no ha aparecido el Códice Calixtino pero desaparecen hasta jugueterías que nada tienen que ver con las grandes áreas. En una de ellas, una clienta preguntaba cómo se encendía uno de los juguetes que se liquidaban estos días. El dueño no tuvo más remedio que contestar: "¡Pero señora, esto es un coche a pedales!". El tiempo manda todo al carallo...

julian@discosdefreno.com

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