Una improbable pero feliz pareja

Nino Rota procedía de una familia adinerada de Milán y de un ambiente cultural elitista. Apadrinado por Toscanini, recibió una educación exquisita. Fue un gran compositor que escribió óperas y oratorios y llevaba con discreción su intimidad y su sexualidad. Aparentemente, su mundo distaba mucho del que representaba Federico Fellini, hijo de un comerciante de la provinciana Rímini. El genial cineasta educó su mirada en la calle, en el circo, en la caricatura y el periodismo bullicioso. Casado con la actriz Giulietta Masina, fue también un notorio mujeriego que mostraba en sus películas sus obsesiones, sus debilidades y sus frustraciones.

Fellini (1920-1993) y Rota (1911-1979) parecían dos talentos difíciles de casar y, sin embargo, hoy es difícil separar las imágenes del realizador de la música del compositor. Formaron una de las parejas artísticas más fructíferas del arte más popular del siglo XX, el cine. Entre 1953 y 1976 trabajaron juntos. Alcanzaron tal simbiosis que Fellini decía que rodaba imágenes a las que sólo encontraba sentido cuando Rota les ponía música.

Once películas componen el ciclo 'Fellini&Rota' que hoy abre 'La Strada'

La cultura elitista de Rota se adaptó al mundo carnavalesco y popular de Fellini

El cineasta decía que a veces sólo entendía lo que rodaba gracias a la música

Dejaron un legado indeleble que ahora cobra de nuevo vida en la gran pantalla gracias al ciclo programado por la Filmoteca de Valencia Fellini&Rota. Arranca hoy con el ejemplo clásico del periodo neorrealista del cineasta, La Strada. Le seguirán Amarcord, Los inútiles, La dolce vita, Giulietta de los espíritus, Casanova, Las noches de Cabiria, Los Clowns, Roma, Satiricón y Ocho y medio.

Esta última película supuso un punto de inflexión en la carrera del realizador del que han bebido cineastas como Emir Kusturica, Pedro Almodóvar o Woody Allen. Con Ocho y medio rompe definitivamente con el "normativismo neorrealista", según explica el crítico Antonio José Navarro en el libro Federico Fellini, publicado por el Ayuntamiento de San Sebastián y en cuya edición la Filmoteca Valenciana también ha colaborado con motivo del ciclo. El cineasta impone entonces un subjetivismo de corte romántico, que desplaza el compromiso ético con la realidad, al menos como lo entendía la ortodoxia neorrealista.

Otros críticos y estudiosos de la obra de Fellini, como Pilar Pedraza, Juan López Gandía, Ángel Quintana, Carlos Losilla o Roberto Cueto aportan sus visiones de la obra del realizador. "Lo felliniano ha emborronado a menudo la percepción de la labor artística y de construcción de Fellini, deteniéndose en los aspectos más superficiales, como el fácil expediente de calificar de onírico lo que pertenece al texto y es imaginario, o de barroco, visionario, exhibicionista o desmesurado, y a él mismo como ilusionista o embaucador. Este punto de vista no sólo resulta injusto sino, lo que es peor, desorientado", señala Pedraza, profesora de la Universidad de Valencia.

El ciclo se centra en repasar la filmografía compartida entre Fellini y Rota. "Hay algo de gozo carnavalesco en la manera en que Rota se entrega al cine de Fellini, como una alternativa burlona al estilo más elegante y serio que cultiva para otros directores", propone Cueto en su artículo.

El propio cineasta explicó el modo de trabajar con Rota: "Mi predilección por Rota como músico se basa en que le encuentro muy próximo a mis temas y a mis historias, y en que trabajamos juntos (no me refiero a los resultados sino al modo de trabajar) muy bien. No le sugiero los temas musicales porque no soy músico. Sin embargo, como tengo una idea bastante clara de la película que estoy haciendo, incluidos los detalles, el trabajo con Rota se efectúa exactamente igual que la elaboración del guión. Me pongo cerca del piano en el que se instala Nino y le digo exactamente lo que quiero. Naturalmente, no le dicto los temas; sólo puedo guiarle y decirle justamente lo que deseo. De todos los músicos que trabajan en el cine, él es, a mi parecer, el más humilde".

Rota lo explicaba a su manera: "Fellini, antes de terminar el rodaje de una película, quiere ver ya cómo será la música, determinar el material temático. La mayor parte de las veces son ideas, apuntes que tienden a comentar la atmósfera que emana el guión (...). Mi colaboración con Fellini da inicio incluso antes de que el filme empiece a ser escrito, y mi intervención tiene lugar ya durante la escritura del guión, o después de haber visto muchas escenas del filme, y a veces añado cosas en la fase del montaje o durante las mezclas de sonido".

El ciclo Fellini&Rota ha sido organizado en colaboración con Donostia Kultura, la Filmoteca Vasca y el Centro Galego de Artes Da Imaxe. La crisis aconseja compartir proyectos y también aguzar el ingenio.

La Filmoteca Valenciana siempre se ha significado por el rigor de su trayectoria y la buena acogida de público, que incluso se ha incrementado últimamente. Ahora ofrece, además, un ciclo para el público infantil con entrada gratuita para los menores de 14 años. El 29 y el 30 de diciembre se proyectará Kerity, la casa de los cuentos, y el 5 y el 6 de enero, Rango.