_
_
_
_
Necrológica:
Perfil
Texto con interpretación sobre una persona, que incluye declaraciones

Sori Yanagi, artesano del diseño japonés

Supo integrar función, belleza y sencillez en creaciones intemporales

Anatxu Zabalbeascoa

Una sola obra puede hacer que un diseñador pase a la historia. Los anaqueles del diseño industrial son rotundos, la competencia para entrar en ellos, poco piadosa, y la línea entre lo que se desvanece en el tiempo y lo que permanece como pionero, dolorosamente sutil. Lograr esa obra le costó a Sori Yanagi (Tokio, 1915) cuatro décadas. Tras el inolvidable taburete Butterfly, el diseñador japonés vivió medio siglo más, pero ni sus motocicletas ni sus juguetes ni sus estaciones de metro ni sus magníficas colecciones de utensilios de cocina -que sí consiguieron ganarse el favor de la industria- rozaron el halo que su mítico taburete alcanzó en 1954.

Yanagi murió el pasado domingo de una pulmonía en un hospital de la capital japonesa. Hasta el final acumuló galardones Good Design, uno de los termómetros para medir la calidad del diseño internacional. Y había cumplido 83 años cuando se hizo con el último de su colección por las pinzas Niigata de acero inoxidable, simples y funcionales, situadas fuera del tiempo. Y también hasta el final dirigió el museo de Artesanía y Arte Popular de Tokio, que había fundado su padre, Soetsu Yanagi. Pero hoy, en las colecciones permanentes del Museo de Arte Moderno (MoMA) de Nueva York o del Louvre de París, lo que queda es su caligráfico taburete de madera curva y contrachapada.

El objeto más célebre salido de su mesa de dibujo es el taburete Butterfly

Puede parecer injusto que de un tipo como él, que allanó el camino del diseño tradicional japonés para alcanzar la producción industrial del siglo XX, solo quede hoy un asiento singular, pero fue una conquista conocer la suerte del Butterfly convertido en historia. El logro habla de algo por lo que Yanagi abogó a lo largo de toda su vida: la unión entre industria y artesanía. Las curvas del asiento también remiten a la defensa que hizo del diseño orgánico, esto es, de la naturaleza como inigualable fuente de belleza y verdad. Lo creyó hasta el final cuando, dibujando cazuelas y sartenes, continuó relacionando función, sencillez y belleza, tal y como había hecho con el famoso taburete en los años cincuenta, una época de reconquista y escasez en la que los diseñadores se preocupaban poco por la expresión personal, nada por tener un estilo propio y mucho por acercarse a la verdad. Así llamaban ellos al gran enigma, y esa era la ambición de algunos diseñadores dedicados a hacer cucharas, sartenes y taburetes.

El diseñador Sori Yanagi.
El diseñador Sori Yanagi.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_