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China intensifica su acoso a la disidencia durante la Navidad

Diez años de cárcel para Chen Xi, un histórico de la protesta de Tiananmen

Chen Xi, un veterano disidente chino que tuvo un activo papel en las protestas a favor de la democracia de Tiananmen (1989), fue condenado ayer a 10 años de cárcel por "incitar a la subversión del poder del Estado". La pena fue dictada tres días después de que otro activista, Chen Wei, fuera sentenciado a nueve años de prisión por el mismo motivo.

Se trata de dos de los castigos más duros que imponen los jueces chinos desde que, el día de Navidad de 2009, Liu Xiaobo -premio Nobel de la Paz en 2010- fue condenado a 11 años, igualmente por "incitar a la subversión del poder del Estado", un cargo de borrosa definición, utilizado normalmente por las autoridades para silenciar las voces críticas.

Pekín celebra juicios en plenas vacaciones de los observadores diplomáticos

Las organizaciones de defensa de derechos humanos acusan a Pekín de haber celebrado los juicios en estas fechas con objeto de minimizar la atención internacional y la censura diplomática. Muchas embajadas y corresponsalías de medios extranjeros en China funcionan estos días con servicios mínimos por las fiestas.

Un tribunal de la ciudad de Guiyang (capital de la provincia de Guizhou) ha encontrado culpable de "subversión" a Chen Xi por haber escrito y publicado en Internet en el extranjero 36 ensayos críticos con el Partido Comunista Chino (PCCh), según informó su esposa, Zhang Quxuan. "El juez dijo que es un grave crimen que ha tenido un impacto maligno, y que es un reincidente", declaró a la agencia Reuters. "¿Subvertir [el poder], acaso [Chen Xi] puede hacer eso? ¿Tiene un ejército? ¿Tiene una fuerza policial? ¿Tiene tribunales? ¿Puede subvertir con una hoja de papel y una pluma? ¿Tan frágil es [el Gobierno]?", dijo Zhang.

Chen, de 57 años, un antiguo soldado y obrero en una fábrica, fue encarcelado tres años desde 1989 por su papel en las protestas de Tiananmen. En 1996, fue condenado a otros 10 años por "dirigir y organizar un grupo contrarrevolucionario". En 2005 salió de la cárcel, pero el pasado 29 de noviembre fue detenido una vez más. Chen Xi es miembro del Foro de Derechos Humanos de Guizhou, que fue declarado "organización ilegal" por las autoridades de la provincia el pasado 5 de diciembre.

Las duras penas se producen en uno de los años de mayor represión contra los disidentes y críticos que ha vivido China en mucho tiempo. Chen Wei, un activista de la provincia de Sichuan, fue condenado el viernes pasado a nueve años por "subversión", por haber publicado artículos en páginas web en el extranjero. Chen Wei fue detenido en febrero y arrestado formalmente el mes siguiente, en medio de la intensa campaña de persecución lanzada por las autoridades al poco de estallar las revueltas en el norte de África y los países árabes. Pekín, muy nervioso por la posibilidad de un contagio de los levantamientos populares, detuvo e interrogó a cientos de disidentes, abogados y artistas.

Chen Wei estuvo un año en la cárcel por su participación en Tiananmen. En 1992, fue sentenciado a otros cinco años por organizar grupos de oposición y planear actos en recuerdo de las protestas de 1989, en las que murieron entre varios cientos y varios miles de personas -según las fuentes- tras la intervención del Ejército.

La organización Chinese Human Rights Defenders (CHRD) asegura que, tanto en la condena de Chen Xi como en la de Chen Wei, los tribunales locales "han actuado bajo las órdenes directas del Gobierno central en Pekín". "Si la sentencia a Liu Xiaobo a 11 años en 2009 pareció extraña para el delito de incitar a la subversión, las autoridades están convirtiendo ahora estas largas sentencias en una nueva norma", afirma Renée Xia, de CHRD. "Los duros castigos son el método elegido por el Gobierno para responder a las crecientes protestas en China y muchas partes del mundo. Está decidido a 'matar a la gallina para asustar a los monos", dice, utilizando un viejo proverbio chino.

El disidente Chen Xi, en una imagen facilitada ayer por su familia.
El disidente Chen Xi, en una imagen facilitada ayer por su familia.REUTERS

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