Alonso blinda su nueva vida en Oviedo
Tras abandonar la residencia suiza y regresar discretamente a su Asturias natal, el piloto ha dinamitado el silencio en torno a su figura anunciando su separación de la cantante Raquel del Rosario. Su obsesión con la intimidad ha fomentado una tensa relación con la popularidad
Desde que fichó por la escudería italiana Ferrari, Fernando Alonso (Oviedo, 1981) disfruta de una estabilidad deportiva que ni siquiera la falta de títulos ha logrado alterar. No puede decirse lo mismo de su situación personal. Tras fijar el pasado verano su residencia de nuevo en Asturias, cerca de los suyos, después de un lustro afincado en Suiza, el pasado martes hizo pública la separación de su esposa, la cantante Raquel del Rosario, poniendo fin a cinco años de matrimonio.
El piloto, sobreexpuesto en los circuitos, ha intentado construir un búnker virtual para proteger su intimidad. También en Oviedo. De su reducido entorno -la familia y un restringido reducto de amigos de toda la vida- nunca sale una indiscreción. Y si alguien quiebra este principio, deja inmediatamente de formar parte de ese círculo de máxima confianza.
Salvo cambio de planes, hoy jugará en un partido de fútbol benéfico en oviedo
"Siempre velaremos por la felicidad del otro", ha declarado la pareja en Internet
La historia de su relación con Raquel del Rosario (Teror, Gran Canaria, 1982), cantante del grupo asturiano El Sueño de Morfeo, es un buen ejemplo de su obsesión por la intimidad. Aunque canaria de nacimiento, Del Rosario vive desde 2000 en Oviedo, adonde se trasladó para formar parte del grupo de música celta Xemá. De ahí pasó al Sueño, el grupo cuya presencia solicitó Alonso a la cadena SER para que interviniese en el programa especial con el que El larguero le rindió homenaje por su primer campeonato mundial de fórmula 1. Le gustaba su música y, por lo visto, algo más.
Fue entonces, en noviembre de 2005, cuando comenzó una relación sentimental que, pese a algunas fotos en revistas del corazón y otras evidencias, los dos jóvenes mantuvieron alejada de los focos. Tanto que tuvieron que hacer verdaderas virguerías para ocultar su boda un año después. Fueron inútiles. La revelación de que la pareja había reservado el distinguido hotel Palacio Conde de Toreno, en Malleza, una recóndita aldea del municipio de Salas, a 50 kilómetros de la capital asturiana, para celebrar el banquete precipitó un cambio de planes. La boda, incluida la ceremonia religiosa -oficiada por un sacerdote cordobés amigo de la novia-, acabó celebrándose en la casa de los padres de Alonso, un chalet situado en Limanes, a las afueras de Oviedo, previo consentimiento especial del Arzobispado ovetense, que accedió a la solicitud del deportista en atención a "las especiales circunstancias de presión mediática".
Para la luna de miel en las islas Maldivas, en el océano Índico, la pareja invitó a un grupo de amigos, con escasos días de antelación y sin desvelar el destino, a presentarse en el aeropuerto de Asturias con ropa de verano en la maleta. Fue la única exigencia de la pareja para evitar filtraciones y prevenir la persecución de los paparazzi.
La familia y los contrayentes se negaron a confirmar el enlace. Hubo que esperar un año para tener un testimonio oficial de la boda. Fue el cura de Colloto (Oviedo), José Manuel Pidal, a cuya parroquia pertenece la localidad donde vive la familia Alonso, quien puso fin a las especulaciones en 2007. Pero no fue hasta 2008 que Del Rosario lo ratificó en una entrevista.
Cinco años más tarde, esa presión se ha hecho más llevadera y Alonso ha optado por abandonar su retiro suizo. En realidad, nada ha sido igual desde que su padre, José Luis Alonso, espantase a los periodistas que montaban guardia a las puertas de su casa tras su primer podio en la fórmula 1 al grito de "esto no es Ubrique".
La única posibilidad de estar cerca del piloto en su tierra se limita prácticamente a sus compromisos con patrocinadores y a actos solidarios que cuentan con su presencia. Principalmente por estas fechas navideñas. Ayer participó, un año más, en la carrera solidaria que cada Navidad organiza por las calles de Oviedo uno de sus patrocinadores personales, Cajastur, y hoy mismo se dejará caer -salvo cambio de planes- por el polideportivo Florida Arena para jugar un partido de fútbol sala entre deportistas y periodistas que tiene por objetivo recaudar juguetes y comida para niños desfavorecidos.
Los organizadores del evento invitaron a Alonso cuando apenas era un prometedor piloto de karts y ahora reciben tratamiento preferencial por parte de una persona que rechaza innumerables propuestas. Igualmente, muy pocos medios de comunicación han podido acceder a él. Una de las excepciones es el programa de televisión El hormiguero. Alonso es un apasionado del show de Pablo Motos y en sus disparatadas pruebas puede dar rienda suelta a su gen competitivo. Porque al piloto no solo le gusta ganar a los mandos de su bólido.
Lo saben bien sus compañeros y rivales en el fútbol sala cuando está en Oviedo. O el asturiano campeón olímpico de ciclismo Samuel Sánchez, su compañero habitual en las salidas en bicicleta por las carreteras de la región, que le sirven al piloto de entrenamiento en los meses de descanso de la fórmula 1. "En Asturias cargo las baterías para toda la temporada. Echo siempre de menos tener más tiempo libre para estar en mi tierra y con mi familia, salir con los amigos, coger la bici y disfrutar del verano o de las Navidades", ha dicho el piloto en algunas de las escasas declaraciones sobre sus actividades privadas. "No tengo muchos amigos. Mis verdaderos amigos son los de siempre, los del colegio en Oviedo". Una vida cotidiana en Asturias que, asegura, no difiere mucho de la de cualquiera: "Soy demasiado normal para lo que le gustaría a la gente", declaró el pasado julio. El mismo día que, a punto de cumplir 30 años, aseveró que afronta su nueva etapa vital con "otro punto de vista". "Me siento un poco más maduro, más responsable. Ya no tengo la locura de los 20 años".
Hasta ahora, no era extraño encontrárselo ocasionalmente con Raquel del Rosario haciendo cola en la puerta de un cine o tomando un refresco en un bar del popular barrio ovetense de La Argañosa, tratando de pasar desapercibido. "No voy a estar encerrado todo el día en casa. Si he jugado un partido de fútbol y hay que pasar la inspección técnica al coche, acompaño a mi padre o voy solo. No pasa nada. No tengo a nadie que me haga esas cosas. Sigo siendo un chaval completamente normal cuando estoy fuera del circuito", ha afirmado. Es la normalidad que reclama para sí cuando reivindica sus raíces obreras este hijo de un maestro industrial en la fábrica de explosivos para minería de La Manjoya (Oviedo), en la que también trabajó su abuelo paterno, y de una dependienta de Galerías Preciados y luego de El Corte Inglés.
Pero son siempre escapadas fugaces y episódicas. "Hay cosas que hace la gente y yo no puedo, como ir de vacaciones a ciertos sitios o a los restaurantes. Por momentos me gustaría ser un desconocido. Ahora en Oviedo no puedo salir a la calle ni a cortarme el pelo", se quejó hace ocho años. Alonso no acude al mismo sitio dos días seguidos. Procura espaciar las visitas a los lugares que le gustan y cuando viaja por placer al extranjero procura hacerlo, ha dicho, a países donde la fórmula 1 cuente con escaso seguimiento: "Voy a varios sitios y estoy un par de días en cada uno. Si paso una semana y media en el mismo lugar, al poco ya hay mucha gente que sabe que ando por allí. Entonces me voy y empieza todo de cero". A pesar de ello, ha admitido, no todo son inconvenientes: "Lo que recibo de la gente es cariño y apoyo".
Buscando la tranquilidad y un régimen fiscal más amable, Alonso fijó en 2006 su residencia en la localidad suiza de Château-d'Oex, una zona frecuentada por los mejores pilotos de automovilismo que también era ideal para practicar otro de sus deportes preferidos: el esquí. Además, en el chalet que se ha construido en Limanes junto al de sus padres se ha dotado de un completo gimnasio, por lo que ya no tiene que trasladarse, como hacía antes, al cercano Palacio de los Deportes de Oviedo.
Al margen de su representante, Luis García Abad, los asuntos más domésticos del piloto siempre han sido cosa de su padre, José Luis, con la colaboración de algunos amigos de la infancia. Uno de ellos, Ricardo Morán, es el contacto obligado para los que aspiren a contar con Alonso en cualquier acto en Asturias. Morán, el principal rival de Alonso en las carreras de karts cuando tenían 12 y 13 años, ha sido el encargado de supervisar las obras del circuito que construye el Gobierno del Principado con el nombre del piloto.
Cuando Raquel del Rosario estaba de gira, Ricardo Morán y otros tres o cuatro amigos de toda la vida eran los acompañantes habituales de Alonso en Asturias. Con ellos suele ir a comer al Llagar de Titi, en Granda (Siero), a 11 kilómetros de Oviedo, un restaurante de ambiente regional propiedad de un amigo, lo que le garantiza cierta intimidad. Allí, en confianza, se permite alguna salvedad en su dieta, pero nunca fabada, por muy asturiana que sea.
Alonso siempre ha subrayado que la sinceridad es la virtud que más agradece que le hayan inculcado sus padres. Una virtud que a veces le ha acarreado problemas y alguna crítica, como cuando desveló que no le gusta el plato más famoso de la gastronomía asturiana o que no cree en Dios, lo que en cierta ocasión le sirvió para soltar un chascarrillo a cuenta de su enamoramiento de Raquel del Rosario: "Ahora rezo más que nunca el rosario". "Digo lo que pienso" y "No me suelo callar nada" han sido dos divisas de su comportamiento.
Pese a sus desesperados intentos, durante estos seis años la famosa pareja no ha podido evitar convertirse en carne de cañón de determinados medios. En 2009, un programa de Antena 3 anunció que Fernando y Raquel habían iniciado los trámites de separación en vísperas de la participación de Alonso en una carrera solidaria. Tras la prueba estaba prevista una rueda de prensa, pero nunca se celebró. Fernando la suspendió de inmediato tras trascender el rumor sobre su vida privada. Además, el piloto presentó una demanda, que se saldó hace unos meses con una condena por injurias que obligó a rectificar a varios medios y por la que la cadena tuvo que pagar 73.000 euros. Alonso destinó la indemnización a Unicef, institución con cuyo comité español colabora el deportista desde 2005, cuando fue nombrado embajador de la organización para la promoción y defensa de los derechos de la infancia.
Ahora, cuando los rumores habían vuelto a surgir, han sido los propios protagonistas quienes han dado un paso adelante y han desvelado la ruptura matrimonial en la página web del piloto y en el blog de la cantante. Ambos han hecho pública su separación sin estridencias. La decisión, aseguraron, ha sido "muy meditada" y tomada "de común acuerdo". "Nos separamos como matrimonio, pero nunca como amigos, ya que queda entre nosotros una muy buena relación de cariño y admiración mutua, y siempre velaremos por la felicidad del otro", afirmaron.
UNA NUEVA OBSESIÓN: EL GOLF
Entre las aficiones más recientes de Alonso está el golf, que empezó a practicar durante sus escapadas a Asturias el año pasado. Fue en el campo de La Morgal (Llanera), situado a 10 kilómetros de Oviedo y pegado a los terrenos donde se construye el circuito de 'karts' que lleva su nombre y que alberga un pequeño museo de su carrera deportiva. Aunque muy pocos habituales de La Morgal llegaron a saber de su presencia, el deportista consideró que sus instalaciones le exponían demasiado a las indiscreciones. Con su profesor de golf, Sinué Fernández, optó por refugiarse en otro club, el de la urbanización Los Balagares, próxima a Avilés, mucho menos concurrido, y al que por la misma razón también recurre Esperanza Aguirre durante sus habituales veraneos en Asturias.
El piloto pasó muchas horas de prácticas hasta que consiguió la licencia federativa. "Por ahora es un principiante y está poco avezado, pero se lo ha tomado con mucho interés", asegura un habitual al club. Se le ha visto acudir con dos amigos de su infancia. Aparca su vehículo en una zona discreta, entra por el edificio de los servicios de mantenimiento y nunca pasa por las oficinas ni por las salas comunes del club. "Nadie lo ve y hasta ahora ha tenido garantizada la privacidad", dice otro aficionado. "Solo lo reconoces si te cruzas con él, con su gorra siempre al revés y la visera hacia atrás, mientras haces unos hoyos".
"NO VEO ESTO COMO UNA BATALLA PERDIDA"
"Fer seguirá ocupando un lugar especial en mi corazón y sé que yo en el suyo también", ha aseverado en su blog la cantante Raquel del Rosario, mucho más expresiva que su hasta ahora pareja. "Dentro de lo duro que ha sido tomar esta decisión, en lo más profundo de mi corazón siento la tranquilidad de que los dos lo hemos hecho con cariño y honestidad, pensando en lo mejor para nuestra felicidad". Y ha añadido: "No cambiaría absolutamente nada de lo vivido estos años junto a él, incluso los malos momentos han sido necesarios para aprender. No veo esto como una batalla perdida, sino como una parte de mi vida que ha sido necesaria para crecer como persona".
Tampoco se prevé que modifiquen sus pautas de vida y de celoso silencio sobre sus intimidades. "Fer y yo hemos decidido emitir un comunicado para contarles que nuestra relación cambia, y así evitar que llegue a ustedes de un modo que no sea el real. Cuando se hace pública una noticia de este tipo, todo el mundo quiere saber y opinar de los motivos, causas y problemas que nos han llevado a tomar esta decisión, y eso hace que un momento difícil se convierta en algo realmente doloroso".
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