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Crítica:CIRCO | UN PESSIC DE SAL
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Imaginación en la carpa

Ya ni se sabe los años que Rafael Pla y su troupe andan por esos mundos haciendo un circo pobre pero imprescindible, donde la imaginación es más necesaria que nunca a falta de medios espectaculares. Tal vez por eso recibió hace algún tiempo el Premio Max de las Artes Escénicas en su modalidad de Circo. No estamos, de más está decirlo, ante el Circo del Sol, pero sí ante una trayectoria y un esfuerzo ejemplar para reencontrase con su público cada invierno por estas fechas.

El enorme Rafael Pla, director y notable maestro de ceremonias, se las apaña en cada uno de sus espectáculos por fabular un leve argumento que proporcione entrada a lo que vendrá después, en unas creaciones a medio camino entre el circo tradicional y el teatro. En esta ocasión se trata de la plaza mayor de un pueblo en el que todo el mundo está apático y aburrido hasta que los comediantes derraman un mágico pellizco de sal sobre la plaza y todo cobra vida de pronto. Una vida de alegría en la que no habrán de faltar los saltimbanquis, los maestros del trapecio, los minuciosos equilibristas, los acróbatas que desafían las leyes de Newton, los payasos ajenos a la tristeza, el juego mágico de los títeres y su fantástica mecánica, y además una banda de música en directo. Tiene algo del Fellini más íntimo y nostálgico.

UN PESSIC DE SAL

Por la Compañía de Circo Gran Fele. Dirección, Rafael Pla. Instalado frente al Palau de les Arts. Valencia.

Nada de leones asmáticos o camellos tan exóticos como tediosos. Estamos aquí entre personas que hacen lo que saben, que es bastante, y divierten a un público de origen infantil en el que también abundan los adultos. Y todo muy cerca de los espectadores, que participan en algunos pasajes del espectáculo, todo tan al alcance de la mano que las distancias se borran y uno llega a creer que se encuentra en el centro de una creación de fábula en la que muy bien podría haber participado. Pero no se engañen. Entretener y divertir de esa manera es menos fácil de lo que parece, tan difícil como encadenar una colección de sueños. Y recordarlos.

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