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Crónica:ATLÉTICO 0 - BETIS 2 | FÚTBOL | 17ª jornada de Liga
Crónica
Texto informativo con interpretación

Manzano contra el mundo

Sin la confianza de la directiva, de la hinchada ni de parte de la plantilla, el técnico del Atlético no encuentra soluciones tácticas para frenar al Betis e impedir su despido

Jordi Quixano

Languidecía el partido ante el Betis al tiempo que lo hacía el ánimo de Gregorio Manzano, el técnico del Atlético hasta que se diga lo contrario, que será más pronto que tarde, con toda probabilidad en el parón navideño. Se desbravaba el encuentro y Gregorio Manzano, en un arrebato, en lo que pareció un sinsentido deportivo, decidió echar un pulso al aire, a la nada, quizá para significarse y demostrar que todavía asía las riendas: dio cabida a Koke y Reyes -los jugadores exigidos por la grada-, pero quitó a Diego y Arda Turan, los mejores y los preferidos por el Calderón. Y pereció el duelo en la medida que se dilapidó el escaso crédito que le restaba a Gregorio Manzano, vilipendiado y reprobado, sobre todo porque el Betis se quedó con uno menos y el Atlético, huérfano de pases que descontaran líneas rivales -de Diego y Turan-, en vez de marcar un gol encajó otro. Era la crónica de una muerte anunciada, la constatación de que durante estos cinco meses no se ha impuesto nunca la idea de Gregorio. Pero tampoco la de Manzano.

ATLÉTICO 0 - BETIS 2

Atlético: Courtois; Juanfran, Godín, Domínguez, Filipe Luis; Gabi, Assunção, Diego (Koke, m. 69), Arda Turan (Reyes, m. 69); Adrián; y Falcao. No utilizados: Asenjo; Miranda, Salvio, Tiago y Mario.

Betis: Casto; Isidoro, Amaya, Dorado, Nacho; Iriney, Cañas; Pozuelo, Beñat (Roque Santa Cruz, m. 71), Pereira (Montero, m. 63); y Rubén Castro (Jorge Molina, m. 84). No utilizados: Goitia; Juanma, Ustaritz y Sergio.

Goles: 0-1. M. 54. Pozuelo bate a Courtois en su salida. 0-2. M. 91. Roque Santa Cruz culmina un contragolpe.

Árbitro: González González. Expulsó por dos cartulinas amarillas a Pozuelo (m. 73) y amonestó a Gabi, Cañas, Iriney, Nacho y Domínguez.

Unos 40.000 espectadores en el estadio Vicente Calderón.

El grupo entendió como el primer signo de debilidad que aceptara a Vizcaíno de segundo
No ha cuajado idea alguna ante el sucesivo baile de centrales, medios y sistemas
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No hay dinero ni sucesor

No empezó con buen pie la pretemporada el técnico ante el grupo, que entendió su concesión de poner de segundo a Juan Vizcaíno y no a Gonzalo Hurtado -su inseparable compañero- como un síntoma de debilidad. Algo ratificado con la incorporación del portero Courtois, impuesta por la dirección deportiva cuando Manzano pronunció semanas antes que contaba con lo que tenía, con Asenjo y Joel. Tampoco ayudó que diera en todos los partidos carrete a Gabi como mediocentro -ayer le puso de interior derecho-, puesto que desde el vestuario se sisea que juega porque comparten representante, Manuel García Quilón. Una mezcla fatal de desconfianza que no se ha desdibujado con los resultados, con las decisiones tomadas sobre el césped y los sucesivos bailes.

Con el equipo por cuajar, por más que algunos resultados iniciales fueran brillantes -goleadas en la fase previa de la Liga Europa y ante el Racing y el Sporting-, Manzano empezó a rotar jugadores -reseñables son los continuos cambios de centrales y medios- y a variar el esquema: del 4-3-3 del principio al 4-2-3-1 asentado, del 4-1-4-1 ocasional al 4-4-2 final. La idea era dar cabida a sus cuatro figuras (Diego, Turan, Falcao y Adrián). Pero para llegar al clásico 4-4-2, se perdió en vericuetos tácticos. Sobre todo porque a Diego y Turan les ha puesto en las dos bandas para acabar metiéndolos en medio; porque a Adrián no lo quiso al principio, por más que hubiera sido capital en la Liga Europa, y luego le declaró amor eterno, y porque a Falcao le hizo jugar de delantero centro en busca de unos balones que nunca le podían llegar porque no existía profundidad en las bandas ni centros. Ahí entraba la figura de Reyes, pero ese fue quizá el peor de los conflictos para Manzano, sobre todo a nivel popular. Le insultó el extremo y le sentó el entrenador. Perdón sin olvidar; banquillo permanente; nuevo incendió del Calderón, que desde que corrigiera el tiro hace dos años siempre tuvo a Reyes como su ojito derecho.

Con todo ese despiporre que soportar a las espaldas, al Betis no le hizo falta ni atacar, sino que se remitió a un par de contragolpes -finiquitados por Pozuelo y Roque Santa Cruz- para descomponer a la frágil defensa rival, rota porque jugaban todas las estrellas, pero no había un equipo. Y, por lo visto, a ojos de la hinchada, de la dirección deportiva y de la directiva, tampoco un técnico. Aunque ahí siga, de momento, a contracorriente y contra el mundo, debatiéndose entre si ser Gregorio o ser Manzano.

Falcao disputa el balón con Amaya.
Falcao disputa el balón con Amaya.CLAUDIO ÁLVAREZ

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