Envolturas sostenibles

Un 35% del volumen de los productos que compramos lo conforman los envases de esos productos. Unos envases que, indefectiblemente, acaban en la basura, con los consiguientes costes. Acerca de esta reflexión y de cómo plantear un mañana ecológico, las empresas VBM Ecodesign, dedicada al ecodiseño, asesoramiento y desarrollo de proyectos responsables; NNZ The Packaging Network, con sede en Holanda y especializada en soluciones de empaquetado, y EcoRiera, como elaborador de alimentos ecológicos, han unido sus fuerzas y conocimientos en la búsqueda de envasados no contaminantes y, sobre todo, compostables.

Ángel Luis Lázaro, responsable de la estrategia comercial de EcoRiera, empresa de alimentos ecológicos radicada en la comarca de la Garrotxa (Girona), apunta que todo comenzó cuando EcoRiera se planteó "si era lógico vender productos ecológicos que llevaban por envoltorio plástico. A fin de cuentas, un derivado del petróleo. Esto sucedió hace siete años; inmediatamente después, nos pusimos en contacto con Guillermo Alcover, gerente de NNZ, y Ana del Valle, fundadora y responsable de proyectos de VBM Ecodesign, quienes estaban trabajando en un envase compostable. En EcoRiera, aquello nos pareció la mejor solución, puesto que creíamos coherente que si el embutido era ecológico, el envoltorio también debía serlo", recuerda Lázaro.

A partir de ahí es Ana del Valle quien explica que, pese a tener claro el propósito desde el primer momento, "debíamos conseguir un envase que, termosellado al vacío, fuera capaz de conservar el alimento durante seis meses". El camino no fue fácil. "En nuestra primera prueba por el método ensayo-error conseguimos que el alimento se mantuviera en condiciones de consumo durante veintitantos días. Hasta lograr los seis meses que necesitábamos pasó bastante tiempo".

Al final se alcanzó el objetivo y "ahora podemos decir que cumplimos con toda la legislación europea o, lo que es lo mismo, garantizamos no solo los seis meses de conservación de los alimentos, sino también que lo hacemos empleando un material biodegradable y compostable que, cuando se degrada, se convierte en un abono de mucha calidad que, al no tener ningún tipo de componente químico, puede ser utilizado en cultivos destinados a la alimentación", dice Del Valle.

Así, VBM ha conseguido un material que, además de contener los embutidos de EcoRiera, puede ser útil para muchos de los cerca de 40.000 productores ecológicos que hay en España "y que, en un porcentaje de más del 70%, exportan su producción. Y es que nosotros no solo trabajamos con elaboradores de productos ecológicos y delicatessen, sino que nos dirigimos, de un modo general, a todos aquellos profesionales que necesitan un material de calidad y ecológico en el que envolver sus productos. Además, estamos comprobando las muchas posibilidades que tenemos, principalmente en países del norte de Europa, de acceder a mercados que han restringido o prohibido el uso de envoltorios de origen fósil".

Con más de 20 años en consultoría de imagen de marca y colocación de productos ecológicos en mercados de alta gama, "nosotros asesoramos a quien quiera crear una empresa ecológica o transformar su producción convencional en ecológica (temas legales, desarrollo de empaquetado, planes de desarrollo de energías limpias...)", VBM considera que la economía ecológica y sostenible tiene aún un amplio campo de desarrollo en España "quizá porque aquí partimos de un nivel muy bajo de exigencia sostenible, somos uno de los pocos sectores de la economía española que está creando empleo. Además, pensamos que el consumidor exigirá cada vez más que su dinero vaya a una empresa que no contamine el agua, que apoye la biodiversidad, que fomente el desarrollo rural; en definitiva, que no vaya hacia una avariciosa explotación de personas y recursos". Por el momento, a VBM su trabajo le da para facturar medio millón de euros al año, y subiendo.