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Clientes de la CAM culpan de su caída al Consell y a sus gestores

Los empleados, expectantes ante el anuncio del cierre de 300 oficinas

El día después de la defunción de la Caja Mediterráneo (CAM), tras su venta al Banco Sabadell, transcurrió entre la normalidad de los empleados -aunque no exenta de expectación ante su futuro por el anuncio del posible cierre de 300 oficinas- y las lamentaciones de clientes e impositores por el cierre definitivo de la caja. Estos últimos, casi de manera unánime, achacaron el fiasco de la caja al control político de la Generalitat y al despilfarro de sus gestores.

"¿Por qué se ha llegado hasta aquí? Fácil: por la política que ha hecho la Generalitat valenciana y la falta de escrúpulos de sus gestores". La reflexión la hacía en la mañana de ayer Fernando, de 64 años, a la salida de la oficina de la CAM situada en la glorieta de Deportista Sergio Cardell en la playa de San Juan. Fernando, cliente histórico de la CAM -"desde que nací", se apresuró a puntualizar- al menos no estaba preocupado por otra de las cuestiones que amenaza ahora a impositores y empleados, que es el valor final de las cuotas participativas. "Me las ofrecieron, pero por suerte no piqué", aseveró.

"Una pena, me cambio de banco", afirma Araceli tras 25 años con la caja
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En el interior de la sucursal, los empleados atendían a los clientes también dentro de un clima de normalidad. "Todo va normal", señaló una empleada. "Claro que estamos expectantes por nuestro futuro, pero hasta ahora todo son rumores", añadió.

Luis Domínguez, de 78 años, comentó así el destino final de la caja: "Una desgracia. Una pena muy grande porque ha caído en manos de los catalanes". "¿Las cuotas? No me preocupan, gracias a Dios no compré", añadió.

Araceli fue otra cliente que acudió a la oficina y, según anunció, por última vez tras 25 años de vinculación con la caja. "Una pena. Me cambio de banco, porque la CAM ya es lo mismo y no me interesa", explicó. Y apuntó "al derroche de los políticos y los gestores" como causa de la extinción de la CAM.

En el mismo sentido se expresó Francisco Huesca. "Soy de la CAM de toda la vida. Mi padre me abrió una libreta infantil, la número tres, en una sucursal de la Rambla". Huesca apuntó directamente a los políticos y en especial al expresidente del Consell Francisco Camps, como responsables de la caída de la caja. "Gracias a Camps hemos llegado hasta aquí", dijo.

La pervivencia de la obra social y el mantenimiento del empleo fueron las dos demandas básicas de partidos y sindicatos al nuevo dueño. La unidad sindical de la CAM -integrada por Sicam, CC OO, UGT, Csica, Alta y Sindicato Vietnamita- pidió ayer en una reunión con los interventores del Banco de España el restablecimiento de los derechos adquiridos de los trabajadores y el mantenimiento del empleo, "y que cualquier pérdida del mismo se realice a través de medidas no traumáticas".

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