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Los vecinos piden a Barberá que abra los nuevos edificios del plan E

El Ayuntamiento tiene cerrados una decena de centros para no generar coste

Cristina Vázquez

Se han invertido millones de euros de fondos públicos en su construcción, pero siguen cerrados a los ciudadanos meses después de acabada la obra. La Federación de Asociaciones de Vecinos de Valencia hace inventario por barrios y pronto entregará una lista exhaustiva de los inmuebles -financiados con cargo al Plan E y al Plan Confianza- al Ayuntamiento de Valencia para que los dote de medios materiales y humanos y los abra al público.

Una decena de estos inmuebles están terminados pero están cerrados a cal y canto porque dotarlos de mobiliario y personal es costoso. El Consistorio arguye que dispone de plazo hasta diciembre, en que vence la última prórroga del plan estatal que el Gobierno lanzó en 2009 y 2010 para crear puestos de trabajo. Es el caso del Centro Social de Patraix, proyecto aprobado en julio de 2010 con cargo al plan E, en el que se han invertido 3,8 millones de euros. El inmueble se acabó, según los vecinos, después del verano y sigue sin uso.

Los centros sociales de Patraix, Nou Moles y Benimaclet no funcionan
La Federación de Vecinos hace un inventario de dotaciones sin uso
El Consistorio prevé un recorte del gasto corriente superior al 10% en 2012

Otro caso parecido es el centro Balneario Mar Azul en Natzaret, con un presupuesto de 1,5 millones de euros. Destinado a centro juvenil, Museo de la Huerta y sede de la Universidad Popular, el local espera abrir sus puertas desde hace tiempo tras una accidentada construcción. El complejo se demolió una vez hecho porque se levantó por debajo de la cota cero y se inundaba en cuanto llovía.

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Junto a los Jardines de Viveros y en las inmediaciones del Museo de Bellas Artes San Pío V aguarda otro edificio, la Agencia de Lectura de la Trinitat, al que se accede por la calle de Genaro Lahuerta, restaurado pero vacío. El Ayuntamiento de Valencia mantiene clausuradas varias alquerías tras su remodelación con presupuesto público. Están L'Alqueria de Voro, en Marxalenes, que la asociación de vecinos demanda como sede, y la Casa Lluna, en el mismo parque, convertida en centro de mayores después de casi un año abandonada. Y otras dos alquerías en Sociópolis, una de ellas centro de policía rural que no arranca por la falta de vecinos en el barrio. La lista sigue: el centro social de Nou Moles, o el edificio multiusos de Benimaclet, que también está terminado y parcialmente cerrado. Este complejo, que ha costado 4,5 millones de euros, está pensado como cuartel de la 6ª Unidad de Policía Local, centro de mayores y local de apoyo a la inmigración. De momento, los únicos que han habitado una parte de la instalación han sido los agentes de la policía.

María José Broseta, presidenta de la Federación de Asociaciones de Vecinos de Valencia, entiende la situación que hace pocos días le exponía el Gobierno local. La situación económica es complicada, sobre todo por lo menguadas que están las arcas municipales, pero estos equipamientos "no pueden abandonarse", agrega la presidenta. En la presentación del presupuesto municipal para 2012, la alcaldesa Rita Barberá ya adelantó recortes del gasto corriente sin precedentes en el Consistorio. Las inversiones caerán un 30%, un tijeretazo al que la regidora restó importancia por la gran cantidad de dotaciones públicas que se han hecho en Valencia en los últimos años. Entonces, Barberá reconoció que mantener lo que ya estaba hecho absorbía prácticamente todos los recursos municipales.

"Hemos entendido el recorte de inversiones en los barrios para 2012, por eso queremos que todos los edificios que ya están hechos se mantengan en perfectas condiciones y se les dé un uso ciudadano", subraya Broseta. Al igual que la presidenta de la federación vecinal, los partidos de la oposición en el Ayuntamiento de Valencia -PSPV-PSOE, EU y Compromís- han exigido a Barberá que les dé algún uso.

A las obras acabadas y desaprovechadas para no generar más gasto corriente, se unen los proyectos paralizados a mitad o que ni han comenzado pese a estar aprobados. En ese caso está una de las naves de Juan Verdeguer, antiguas naves de Cross, aún en obras. O la Ciudad del Rugby, en Quatre Carreres, que sigue atascada, y la biblioteca de Benicalap.

Valencia no es la única ciudad que está en este caso. Atenazados por los recortes, otros consistorios valencianos cuentan con flamantes infraestructuras que no saben cómo mantener.

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Sobre la firma

Cristina Vázquez
Periodista del diario EL PAÍS en la Comunitat Valenciana. Se ha ocupado a lo largo de su carrera profesional de la cobertura de información económica, política y local y el grueso de su trayectoria está ligada a EL PAÍS. Antes trabajó en la Agencia Efe y ha colaborado con otros medios de comunicación como RNE o la televisión valenciana À Punt.

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