Un entrenamiento con la mejor
Verónica Boquete, estrella en Rusia y EE UU, promociona el fútbol femenino
No ayuda ni la temperatura ni la lluvia, pero un grupo de chicas se acerca hasta el encharcado estadio de la Universidad de A Coruña para citarse con Verónica Boquete, la mejor futbolista española del momento, dicen que de todos los tiempos, una suerte de Messi compostelana que se gana la vida con su pasión, la que una rancia normativa le quiso coartar cuando tenía seis años y le impedía saltar al campo para jugar en equipos de niños.
Han pasado 18 años desde entonces y Boquete acumula reconocimientos. La acaban de distinguir como la mejor jugadora de la liga estadounidense, la más potente del mundo, una competición estacional que no le impide aprovechar varios meses del año para competir en otras latitudes, antes en el Espanyol, ahora en el Energy Voronezh, en Rusia. Allí el parón obligado por la climatología le brinda por primera vez en 28 meses unos días de vacaciones. "Y sin embargo está disponible para enseñarnos y ayudar a popularizar el fútbol femenino", previene Pili Neira, ex campeona de España con el Karbo coruñés.
Cuando era niña le impedían saltar al campo para jugar con los chicos
"En Estados Unidos las oportunidades son las mismas, no hacen distinciones"
3Ahora es entrenadora en el Victoria, un histórico en el que se crió Amancio Amaro, que hace poco más de un año decidió que el fútbol no es sólo cosa de hombres y trabaja con 40 mujeres a partir de los seis años y hasta un equipo en segunda categoría nacional. "Lo ideal es que las niñas tengan una referencia y que digan que quieren ser Verónica y no Cristiano Ronaldo", abunda Neira.
"Estoy de vacaciones, pero por casa ando poco", reconoce la futbolista del Energy. Tampoco se queja mucho. Le gusta el contacto con las más jóvenes, con las niñas que escuchan asombradas cómo es posible ser profesional del fútbol, vivir de él. La invitación del Victoria no será la única que acepte antes de reincorporarse en enero a su equipo.
La han llamado del Perla de Sada, una pancarta en el centro de Tomiño y profusión de carteles anuncian su presencia el día 8 como la de la mejor jugadora de fútbol del mundo y a anima a "tódalas rapazas que poidan acudir" a participar en un entrenamiento junto a ella. Esa misma tarde reforzará a una selección del Baixo Miño contra el Coruxo. Y trabaja en la organización de su primer campus de fútbol, que se celebrará entre el 27 y el 29 de este mes en Santiago. "Además en Narón están montando un curso intensivo y una mesa redonda sobre fútbol femenino y quieren que acuda", previene Neira. "Es el momento de aprovechar el tirón para que cada vez se animen más niñas a practicar fútbol", explica Boquete, mientras las chicas del Victoria se preparan impertérritas ante un campo encharcado y en medio de un vendaval. Primero las más pequeñas, luego las del equipo de liga nacional. "Las veo a todas, con esa ilusión, y es un placer percibir que cada vez tienen menos impedimentos y que crecen las facilidades, que no hay problema para que compitan con o contra niños", describe ella, que se fue de Galicia en la búsqueda de un nivel que aquí no encontraba. "Partimos de una base de cultura machista. En Rusia siempre se ha apoyado al deporte sin que importe que sea masculino o femenino y en Estados Unidos las oportunidades son las mismas, basta señalar que las universidades que ofrecen becas a sus deportistas no pueden hacer distinciones en lo referente a la cuantía económica porque seas hombre o mujer".
Puede que el problema estribe en la comparación, en no saber dimensionar el deporte femenino respecto al masculino, pero también en la ausencia de triunfos en un país acostumbrado al resultadismo. España se quedó fuera del último Mundial femenino de fútbol un acontecimiento que llenó estadios en Alemania y suscitó pasiones en bastantes países. La ausencia de Verónica Boquete en ese gran escaparate fue capital para que no entrase en la terna de elegidas para optar al próximo Balón de Oro, que se entregará el próximo mes de enero en la misma ceremonia que el masculino. "Pero es la número uno", se reafirma Neira. "La conocí cuando ella tenía 14 años, vino a jugar un partido de fútbol sala a A Coruña y me llamó Tino Castro Ruso, un federativo. Me avisó de que iba a ver a la mejor jugadora que iba a dar Galicia en su historia. Él pensaba en fútbol sala, pero donde esté Tiniño, que sepa que no se confundió. Es la mejor con diferencia y le acompaña la humildad, siempre habla de superarse. En el próximo Mundial la veremos con las mejores", advierte la otrora seleccionadora gallega, aquella iniciativa fenecida tras la defunción en las urnas del bipartito y que, en su opinión, cambió la cara del fútbol femenino. "Nos dio visibilidad, los equipos se multiplicaron por tres. Si hay un referente las niñas aparecen de manera espontánea".
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