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Análisis:ANÁLISIS
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Para qué sirven 15 millones de euros

Unos aplauden la inversión en grandes eventos. Otros se inquietan con lo que consideran un despilfarro. Y más cuando se degrada la escuela y la sanidad públicas, no se saldan cuentas con las farmacias, se manda a los escolares a barracones o se incumplen los objetivos de la Ley de Dependencia. En este clima, una, en apariencia, insignificante chispa puede encender una apasionada discusión sobre cualquier "gran evento" de los que se han impuesto, sin claros beneficios, a nuestro antiguo Regne de València, en los últimos 16 años de sus 773 de historia.

Pero las cifras de los costes son tan enormes que realmente resulta difícil alegrarse o indignarse de modo proporcional a la inversión. Hay cantidades que, por grandes o por pequeñas, escapan al conocimiento humano. No hay que acomplejarse por no concebir la magnitud de tales números. Los propios científicos nos perdemos al intentar imaginar qué suponen los 150.000.000 de kilómetros que separan la Tierra del Sol, por ejemplo. La dimensión ocho minutos-luz nos parece más razonable, ya que la luz tarda sólo ocho minutos en recorrer esa enorme distancia.

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Qué representa, pues, que la Generalitat pagara 15 millones de euros al arquitecto Santiago Calatrava por la maqueta, unos planos y unos dibujos de unos futuros edificios imposibles de construir legalmente en un determinado suelo. ¿Es un precio caro o barato? ¿Cuánto deberíamos indignarnos o enorgullecernos?

Con 15 millones de euros (2.500 millones de las antiguas pesetas) podríamos financiar a 85 valencianos recién licenciados en Medicina los cinco años de prácticas como internos residentes, costear el mantenimiento de un hospital, o pagar el gasóleo para recorrer 45 millones de kilómetros en autobús, el doble de los que la EMT de Valencia efectúa cada año.

Con 15 millones se podría contratar a 1.000 licenciados superiores para que trabajando como becarios durante un año aportaran su capacidad de trabajo, investigaciones y soluciones, gracias a su motivación, formación y dominio de nuevas tecnologías.

Con 15 millones se pueden pagar las 381 fallas de 2011 y las 381 de 2010, así cómo también las 380 fallas infantiles de ambos años. Para entendernos, 1.500 fallas de Valencia costarían lo mismo que la maqueta -de plástico sublime, sin duda- que el arquitecto -sin duda excelso- Santiago Calatrava hizo de tres torres de edificios para la Generalitat.

Si consideramos que la falla que ganó el primer premio de la Sección Especial en 2011, el monumento de Convento Jerusalén-Matemático Marzal, tenía un presupuesto de 190.000 euros, el bosquejo de Santiago Calatrava cubriría el coste de 79 fallas de las grandes y extraordinarias.

Con 2.500 millones de las antiguas pesetas se podrían adquirir 9.600 metros cuadrados de vivienda que, construida a un precio medio de 1.565 euros metro cuadrado, en el País Valenciano, pondrían en el mercado 107 pisos de 90 metros. Con 15 millones se podrían obtener 350 kilos de oro. Un peso superior al de todos los folios, cartón, madera, tinta, adhesivos, soportes informáticos y/o el propio arquitecto del proyecto juntos en la báscula.

Las materias primas se han revalorizado y siguen su escalada de precios. A pesar de ello, con 15 millones de euros (20 millones de dólares americanos) se pueden lograr toneladas suficientes de acero para construir cinco Torres Eiffel.

La propia Generalitat podría pagar las nóminas de 410 funcionarios con un sueldo medio de 36.000 euros anuales.

Con esos 15 millones de euros, más de 300 catedráticos no estarían angustiados por si van a cobrar puntualmente o si van a sufrir retrasos por los impagos del Consell. Mil trabajadores del personal de administración y servicios de las universidades podrían seguir trabajando con tranquilidad un año más con esos 30.000 billetes de 500 euros. Más de 600 genios que dedicaran todo el día a la I+D+i, a dar clases como profesores asociados (un truco legal para rebajar el coste de hora de clase universitaria a la cuarta parte) y a cruzar fronteras del conocimiento también costaría lo mismo que esas torres virtuales de plástico barato.

Y para mayor INRI, la Ciudad de las Artes y las Ciencias, cuyo proyecto original, que incluía una viable y polivalente Torre de Comunicaciones estaba tasado en 150 millones de euros, ha acabado por tener un sobrecoste, según la Sindicatura de Comptes, de 650 millones. Por el momento.

El complejo original de Calatrava costaba lo que 10 maquetas de las tres torres; mientras que el actual costó el precio de 100. Aunque para los voceros que todo lo justifican, debieron ser pagos "inexcusables" propios de "ese nivel de arquitectura".

Ausiàs Llorenç es físico e investigador de I+D+i

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