"Al Don Simón no le he dado nunca"

Pregunta. ¿El día más feliz de su vida fue el del Premio Ondas o el de su primera comunión?

Respuesta. Hace mucho de mi primera comunión, no la recuerdo bien. El día que me dieron el Ondas fue muy agradable, porque llamó mucha gente y, además, me enteré por ellos.

P. El premio es por su trabajo en la serie Gran Reserva. ¿Es tan perverso, malo y retorcido como el bodeguero Vicente Cortázar?

R. Con seguridad, no. No tengo ninguna de las sinuosidades del personaje.

P. Cortázar es un auténtico cabrito.

R. Sí, y a mí me divierte mucho hacerlo. Los malos son más agradecidos de hacer que los buenos.

P. En enero empieza en el teatro Drácula. Miedo me da.

R. En Drácula hago el lado positivo, Helsing, la parte científica, que busca la explicación al fenómeno del vampirismo.

P. Porque usted, ¿de chupar la sangre cómo anda?

R. No, yo nada. En absoluto [risas]. Aunque me están atravesando ideas por la cabeza, muy vagas. Recordaba viejos tiempos.

P. Es malo en general. Fue también Bruto en Julio César. Tiene cierta práctica en apuñalar.

R. El asesinato de Julio César no es explicable humanamente, pero sí políticamente. Bruto quiere que la tiranía no aflore en Roma.

P. ¿Y usted ahora mismo a qué políticos asesinaría?

R. A bastantes, dentro y fuera de España. No tengo uno concreto en el que centre mis odios. Por encima de mis ideas políticas, como ciudadano me preocupa enormemente que a la sociedad se le recorten cosas.

P. Cuatro generaciones de actores. ¿No se aburrían, hablando siempre de lo mismo?

R. En mi casa se hablaba muy poco de teatro. Se hablaba sobre todo de sobrevivir, que hasta los años sesenta en este país para mucha gente era lo primordial.

P. Todos actores. ¿Si elegían otra profesión, les desheredaban?

R. No [ríe]. Era un oficio de artesanos. El escenario no nos resultaba un lugar extraño ni hostil. Yo en principio fui técnico de revelado en color en un laboratorio de cine, pero luego me di cuenta de que lo que realmente me gustaba era el teatro.

P. Y tras 48 años en la escena, ¿no piensa que ya le vale?

R. Me gusta seguir, aunque bajando un poco el pie del acelerador. Para mí el teatro, incluso el cine, tienen una dimensión social muy apreciable.

P. Usted ha sido considerado entre los actores "de la ceja". ¿Mejor la ceja de ZP, el bigote de Aznar o la barba de Rajoy?

R. Bueno, nunca me pronuncié a favor de la ceja de ZP. Yo seguramente estaba más allá. No participo tanto del entusiasmo personal como del ideario. Y sí, yo hubiera estado más cerca de las ideas de la primera legislatura de ZP que de Aznar, por supuesto.

P. ¿Con qué parte del pelo le va mejor al cine español: bigote, barba, ceja...?

R. Hasta ahora, sorprendentemente, con ninguno de los tres. Pero los interlocutores casi siempre son los mismos. Con el PSOE no le ha ido bien al espectáculo en general, y no sé lo que pasará con el PP. Como ciudadano, procuro darle un margen de esperanza.

P. He leído que siempre se ha preocupado mucho por el problema del agua. Creía que lo suyo, como en Gran Reserva, era el vino.

R. Es que con el vino, si no hay agua no hay tu tía [ríe]. Si no llueve en según qué momentos no se produce buen vino. Ahora están preocupados por la sequía.

P. Le veo en Vicente Córtázar.

R. Es que en La Rioja dicen que ya tiene que empezar a llover.

P. Cuando bebe, ¿siempre su Gran Reserva o le da al Don Simón?

R. Al Don Simón no le he dado nunca. Ni siquiera con gaseosa. Tampoco hay que irse a un gran reserva. Un crianza está bien, un vino joven.

P. ¿Sigue soñando que no se puede despertar o procura beber y cenar menos?

R. Soñar sí sueño. Pero yo antes no soñaba porque bebiera alcohol, sino porque a lo mejor estaba en otra dimensión. Y, además, era más joven. Ahora sueño de una manera escéptica [ríe]. Hay sueños eróticos, sueños escépticos... Yo los mezclo.

P. ¿Cree que mejora con la edad, como los buenos caldos?

R. Eso habría que preguntárselo al público. Yo me gusto menos que antes por fuera, pero por dentro me gusto más.

P. Ahora que vienen las Navidades, ¿tendrá conmigo un detalle y me mandará unas cajitas de Gran Reserva?

R. Bien quisiera yo, si tuviera la bodega.

P. ¿Se las voy a tener que pedir a sus enemigos, los Reverte?

R. No. Los Reverte son más pobres. Si yo no le doy nada, y soy un rico, los Reverte le van a dar un vaso de vino y, además, malo.