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Mapa para una asamblea clave

El BNG elegirá en enero a su portavoz nacional y a su candidato a la Xunta - Los militantes consideran el cónclave como decisivo para la refundación

La última disensión pública entre las familias del Bloque fue a cuenta de los números del 20 de noviembre. Los, en palabras de Guillerme Vázquez, "buenos resultados" se convirtieron, el mismo lunes de resaca electoral, en motivo suficiente para exigir la dimisión de la Executiva Nacional. Así lo reclamaron, al alimón pero desde lugares diferentes del mapa interno, la diputada Teresa Táboas y el Encontro Irmandiño de Xosé Manuel Beiras. A Máis Galiza, la corriente del portavoz parlamentario Carlos Aymerich, tampoco le basta mantener dos diputados en Madrid porque los votos han bajado. E incluso la propia UPG, impulsora de Vázquez a la portavocía nacional de la organización, matizó su análisis en un editorial de su revista web Terra e Tempo. Sobre ese escenario, a finales de enero, los nacionalistas escogerán nuevo portavoz nacional y el sucesor en la candidatura a la Xunta de Anxo Quintana. Tres facciones agrupan las sensibilidades activas en el BNG.

Vázquez evita aclarar si dará la batalla por liderar la organización
La relación con la UPG provocó la división de la facción de Aymerich

- Unión do Povo Galego. La actual mayoría que sustenta al portavoz nacional, Guillerme Vázquez, está nucleada por el partido del histórico y controvertido dirigente Francisco Rodríguez. La UPG, que se define a sí misma como partido comunista, constituyó la plataforma Alternativa pola Unidade y con un discurso sintetizado en un "más nacionalismo, más izquierda" intentó conjurar, en la Asemblea Nacional de 2009, la derrota del bipartito. Se hizo con el 55% de los compromisarios y con el dominio del Consello Nacional -máximo órgano entre asambleas- a través de 23 representantes. De su retórica desaparecían los años de coalición con el PSdeG en la Xunta -y eso a pesar de contar entre sus militantes con los exconselleiros de Industria, Fernando Blanco, y Medio Rural, Alfredo Suárez Canal, y de haber apuntalado orgánicamente a Anxo Quintana- y se hacía común un llamamiento a volver a las calles. Junto a los miembros propuestos por la U suelen votar en el Consello Nacional los dos delegados del Movemento Galego ao Socialismo. Originalmente una escisión por la izquierda de la UPG, su cabeza visible es el concejal en Santiago, exportavoz de Nunca Máis y poeta Rafa Vilar.

El propio Guillerme Vázquez evita aclarar si dará la batalla por continuar al frente del BNG. "Serán los militantes del Bloque quienes lo decidan", insiste. Entre los que forman con los comunistas nacionalistas se encuentran Francisco Jorquera, que repetirá como portavoz de los nacionalistas en el Congreso, y cuyo nombre no pocas veces ha transcendido como posible opción para liderar el Bloque. Mientras, el regidor del principal bastión municipal, Miguel Anxo Fernández Lores, que consiguió aumentar votos en Pontevedra, se ha autodescartado. Y en segunda línea por edad, aunque con habitual presencia pública, se encuentran los parlamentarios en O Hórreo Ana Pontón y Bieito Lobeira o la voz del BNG en Santiago Rubén Cela.

- Máis Galiza. El exvicepresidente de la Xunta Anxo Quintana se miró en el espejo de CIU y trató de convertir el BNG, al margen de las bases, en un partido que ya no estaba en la izquierda. Su caída electoral acabó con el proyecto y de paso con el bipartito. Sobre los escombros de esa experiencia se levantó Máis Galiza, pero no tardó en distanciarse de la herencia centrista: de quintanistas a neoquintanistas a "nacionalistas de izquierda democrática y transformadora". La corriente aglutinó cuadros y afiliados heterogéneos y alrededor de Carlos Aymerich -derrotado en 2009 en su pugna con Vázquez por la portavocía- se juntaron viejos militantes procedentes de la extrema izquierda -Suso Veiga-, los liberales del Partido Nacionalista Galego -Pablo González Mariñas o Iago Tabarés- o sectores socialdemócratas. Tienen 18 miembros en el Consello Nacional.

Con la intención de "abrir la organización a la sociedad" y el subtexto de hacer un frente amplio contra la UPG, la cúpula de Máis Galiza descansaba hasta la semana pasada sobre Aymerich y la exconselleira Teresa Táboas. Esta acaba de abandonar la corriente por diverger de la estrategia. No ha sido la única baja: también el ex secretario general de Relacións Institucionais de Vicepresedencia, Xosé Antón Pérez-Lema, o Luís Barcia, responsable de organización de Máis Galiza, han dejado el barco. En ir a una Asemblea Nacional de confrontación o buscar el acuerdo con la U -tesis más cercana a la del líder Aymerich- reside la antinomia principal. El relevo de Táboas como número dos de la corriente parece recaer ahora en la alcaldesa de Tomiño, Sandra González, de 37 años y que recién ha estrenado mayoría absoluta.

- Encontro Irmandiño. Xosé Manuel Beiras, la figura sobre la que se fraguó la fulgurante ascensión del BNG en los noventa, comanda la tercera de las fracciones organizadas en el seno de la organización. Con siete miembros en el Consello Nacional, los irmandiños propugnan una vuelta al sistema asambleario y mayor conexión, sin tutelas, con los movimientos sociales. Cercanos a la teoría antiglobalización y a la izquierda de la izquierda, Beiras repite una y otra vez que los partidos políticos se encuentran parasitados por castas burocráticas y no exime de ello al Bloque. En los últimos meses, el Encontro Irmandiño advierte de que si la asamblea de enero no refunda el frente, ellos abandonarán el espacio común.

Más allá de Beiras o del histórico Mario López Rico, el irmandiño emergente, y único cargo público de relevancia de la corriente se llama Martiño Noriega, tiene 36 años y es alcalde de Teo. Él mismo se ha definido así mismo como "conservacionista" al ser preguntado por el futuro del BNG.

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