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LA PARADOJA Y EL ESTILO | PROTAGONISTAS
Columna
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Muerte y resurrección

Boris Izaguirre

Los mercados ahora anuncian la muerte del euro hacia el 9 de este mes. Y al mismo tiempo reaparece Francisco Paesa, ese agente secreto español experto en resurrecciones. Murió por primera vez en 1998 en Tailandia, de paro cardiaco, según sus familiares, que incluso le organizaron 38 misas gregorianas. Por una balacera oriental, según él mismo en una célebre entrevista en Interviú. Paesa renace esta semana tras una detención en Sierra Leona, y en octubre pasado, por algo implicado al tráfico de drogas. Paesa es uno de esos españoles sorprendentes. Vendió armamento a ETA, pero con micrófonos dentro para seguirles, y sobre todo condujo a la policía hasta el paradero de Roldán, aquel jefe de la Guardia Civil que no pudo evitar corromperse en millones de las antiguas pesetas, que a lo mejor viven una agitada resurrección.

La resurrección de Paesa en África podría ser una señal. Donde antes solo hubo pobreza y terror, ahora hay Lázaros modernos y dinero

Coincidiendo también con el anuncio de una posible exhumación de Franco para desenterrarlo del Valle de los Caídos, esta resurrección de Paesa en África debería servirnos de señal. Donde antes solo hubo pobreza y terror, ahora hay Lázaros modernos y dinero. Es la confirmación de que el mundo está cambiando, de que Europa se desploma, pero el dinero se mueve hacia otros ámbitos. Lo que antes era subdesarrollo es ahora el nuevo desarrollo. El orden mundial ya cambió. Y lo hizo mas rápido que el ya demodé cambio climático.

Los muertos andan vivos. Es probable que jamás exhumemos a Franco, pero su solo anuncio le ha permitido reaparecer a tiempo para el cambio de Gobierno. Y se suma a las resurrecciones de Paesa y Franco el triunfo de Nino Bravo en Colombia. Resulta que un imitador suyo ha estado a punto de llevarse 250.000 dólares, el premio de la versión en ese país de Tu cara me suena. El ganador fue otro resucitado, el imitador del cantante de vallenatos Rafael Orozco, asesinado a tiros por un triángulo amoroso.

Sí, en la televisión colombiana triunfa un formato europeo que resucita muertos trágicos. Es como si en Tu cara me suena ganaran las Rocíos. El "Nino Bravo colombiano" sobrevivía cantando en bares de Madrid, hasta que la crisis le hizo regresarse a su país. La emisión de la final rompió récords de audiencia y proclamó la idea de que Latinoamérica se está convirtiendo en salvación para España y, por supuesto, para Europa. Todo lo que aquí disfrutamos cuando éramos ricos e invencibles es éxito otra vez en esa parte del mundo. Álvaro Vargas Llosa explicó que "emitir y producir ese tipo de programas en Latinoamérica es señal del crecimiento económico que experimenta la región". Igual que nosotros enloquecíamos por aquel O.T. donde Bustamante abandonaba para siempre el andamio de albañil, en Colombia, Argentina y Venezuela los Ninos Bravos son los nuevos David Bisbal. Estos talent shows tienen su origen en las imitaciones de los travestis y drag queens de las grandes divas de la canción. En la Feria del Libro de Guadalajara, el verdadero centro de reunión es Mónica, un bar gay donde travestis imitan a Paulina Rubio, Beyoncé y Marco Antonio Muñiz con la absoluta literalidad.

Los latinoamericanos se ríen de las penurias de los europeos en esta crisis.

Testigos de nuestro fin se ven a sí mismos como una futura unión afirmada en el cariño y la amistad y no únicamente en el dinero. Eso proclaman los seguidores de Cristina Fernández y Hugo Chávez, que han hecho del peronismo y del chavismo una especie de nuevo Libro Rojo de Mao, permitiendo su resurrección en esta Latinoamérica que parece vivir a tutiplén. En Europa solo se habla de que los bancos centrales de EE UU, Japón, Reino Unido y Suiza inician acciones conjuntas para evitar el colapso. En Argentina y Colombia andan preocupados por el repunte en las implantaciones mamarias entre la juventud. Unos sufren por pobreza, otros por belleza.

Entre tanta resurrección, Harper Seven Beckham ha destronado a Suri Cruise en las listas infantiles de elegantes. La hijita de los Beckham es más atractiva para los medios y los blogueros de moda que la hijita de los Cruise, que ha empezado a perder el don de estar a la moda antes de cumplir siete años. La precoz caída es porque Suri se viste como si aún estuviéramos en aquel tiempo rico y feliz , estrenando bolsos y zapatos antes de la primera comunión. Harper, en cambio, tiene un look más de esta crisis y resurrección. En invierno va protegidita, pero sin enseñar los logos de firmas célebres que fue, por cierto, un estilo absolutamente vinculado a su madre. El look de Harper es tendencia porque es discreto, normal, "down to earth", como ya afirman algunas editoras de moda, refiriéndose a un sentido común que hasta ahora creíamos propio solo de los adultos. Con o sin sentido común, Harper es cool aun sin saber hablar ni gatear porque necesitamos ídolos cada vez más jóvenes, seguramente porque nos estamos convirtiendo en una población de resucitados vampíricos, necesitados de sangre nueva y dinero fresco.

Antes de que el euro diga adiós por la puerta grande, esperando su resurrección, la cancha de tenis del Mundial de Madrid se teñirá de azul. A lo mejor así serán las nuevas monedas poseuro. Al parecer, Nadal odia estas canchas azules, pero Carlos Moyá, que ya no juega, admitió que "después de 10 minutos, te acostumbras y es genial". Resulta inquietante ese azul en la cancha. Es como si fuera un cielo en el suelo. Un nuevo escenario para atraer a los resucitados. Un nuevo tipo de hierba para sentirnos pitufos, con o sin acento mexicano, cualquier cosa para escapar de la crisis. Para resucitar y hacerlo allí donde todavía sea feliz Navidad y celebremos el año 2002.

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