El lucrativo negocio de las avionetas

El primer golpe de la Guardia Civil hizo daño pero no fue letal. Los agentes detuvieron a mediados de este año a cinco personas tras una espectacular persecución por aire. Los arrestados eran los responsables de una organización especializada en transportar hachís en avioneta por todo el país. La operación no mermó la capacidad de los traficantes que siguieron vendiendo la droga y preparando nuevos golpes. Tenían dinero. Habían conseguido más de 20 millones de euros en solo año y medio de negocio. Preparaban la compra de nuevas avionetas y la ampliación del negocio a la cocaína cuando la Guardia Civil ha vuelto a atraparles. Esta vez han caído una treintena de personas. Once de ellas están en prisión.

La nueva investigación ha sido llamada Operación Pendrives porque ha partido de la documentación informática incautada a los primeros cinco detenidos en la Operación Azafrán, la que permitió en junio desmantelar la red dedicada al tráfico de estupefacientes por vía área. Entonces se incautaron dos avionetas, un vehículo y 700 kilos de hachís, además de los archivos de ordenador, que han sido fundamentales para proseguir las indagaciones.

Los primeros detenidos fueron los transportistas. Así que ahora lo que se ha podido descubrir es la trama financiera. Mientras los responsables de mover la droga estaban en prisión, los demás miembros se dedicaban a recomponerse. Estaban realizando gestiones para comprar nuevas avionetas. Detrás de la cúpula de la Operación Azafrán, se ha podido descubrir una organización mucho mayor de lo inicialmente pensado con, al menos, 33 miembros. La mayoría son españoles, aunque también hay marroquíes, alemanes y búlgaros.

Los agentes creen que esta red es la responsable de, al menos, 25 alijos de hachís desde mediados del año pasado. Llegaron a transportar entre 120 y 3.000 kilos de droga. Los últimos incluían cargamentos de menor peso de cocaína. La investigación cifra en 20 millones de euros las ganancias económicas que pudieron obtener en estos meses.

Los viajes partían de Marruecos, donde se recogía la droga. Los primeros vuelos sospechosos fueron detectados en el entorno de la localidad gaditana de Medina Sidonia. Eran dos avionetas que no usaban luces ni tampoco tenían plan de vuelo. Aquella persecución, la que permitió incautarse de ambos vehículos, acabó en Loja (Granada) y en Ronda (Málaga), después de haber viajado hasta Almería. Los investigadores creen que, en realidad, la organización cubría todo el territorio nacional porque se la relaciona con alijos en Girona, Málaga y Tarragona. Además se han realizado registros en Jerez (Cádiz), Mijas (Málaga) y Aguadulce (Almería). La red tenía ramificaciones en el norte y este del continente.

La investigación ha sido coordinada por el juzgado mixto número 1 de Chiclana, que decretó el ingreso en prisión de los 11 detenidos. El resto, 22, están en libertad con cargos, imputados de delitos de tráfico de drogas, blanqueo de capitales, asociación ilícita y falsedad documental. Con la detención de la trama financiera, la Guardia Civil espera que la organización no pueda recomponerse o, al menos, no con la rapidez con que continuó el negocio tras la Operación Azafrán.