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Reportaje:

A un papel de la verdad

Un trámite retrasa la exhumación de las 17 ejecutadas de Guillena - Los familiares aceleran la apertura de la fosa ante posibles cambios políticos

Raúl Limón

Después de más de 10 años de trabajo, todo estaba preparado para desenterrar una de las historias más crueles del franquismo: la ejecución de 17 mujeres de Guillena (Sevilla) en la vecina localidad de Gerena. Las palas, los tamices, el toldo y las brochas se quedaron junto a los nichos. Un trámite municipal que debe ser firmado por un concejal impidió ayer el comienzo de la exhumación. Es cuestión de horas.

Falta también el traspaso de 40.000 euros concedidos por la Junta de Andalucía, pero los familiares de las víctimas no quieren aventurarse a que un cambio político obstaculice o impida los trabajos. "Ahora o nunca", afirmaba ayer María José Domínguez, presidenta de la asociación 19 Mujeres (dos de las represaliadas no fueron ejecutadas), que agrupa a los familiares de las víctimas de Guillena.

Desde primeras horas aguardaban nerviosos media docena de descendientes de las mujeres. Iban a poner fin a una década de lucha por la memoria de sus abuelos y a dar luz a una historia desgarradora. María José Domínguez, que es nieta de Manuela Hernández, una de las asesinadas, a fuerza de repetirla, ha aprendido a resumirla: "Era el año 1937 y las mujeres, esposas de sindicalistas y de miembros o simpatizantes de formaciones de izquierda, llevaban un mes encarceladas, sufriendo todo tipo de vejaciones y malos tratos. Un día, las llevaron a misa, las raparon, las pasearon por el pueblo y las montaron en un camión".

Junto a las puertas del antiguo cementerio de Gerena, hoy ya dentro del perímetro del camposanto, se llevó a cabo la ejecución. José Domínguez Núñez, que entonces tenía ocho años, fue el único capaz de romper el silencio. Lo recoge el investigador José María González Márquez: "Eran las 10 de la mañana cuando sentimos los tiros, pero en vez de correr como los demás [los niños con los que jugaba], me subí a un olivo para ver qué ocurría. El Moña [apodo de uno de los asesinos], cuando las mujeres trataban de esconderse en los nichos, las cogía por los pelos y las ponía para que las mataran". Domínguez Núñez declaró haber visto a unas 13 personas, dos de ellas de la Guardia Civil. En el lugar se han recogido decenas de casquillos de balas fabricadas en Sevilla y de armas que usaban los franquistas, aclara sobre el terreno Juan Luis Castro, el arqueólogo responsable de la excavación.

El relato de José Domínguez, pese a los intentos de muchos vecinos de confundirlos o dar por resuelto el suceso, les llevó a excavar en el cementerio. Hicieron "trincheras" de las que no obtuvieron resultados. Hasta que aplicaron una técnica que no se suele usar en fosas: realizaron una treintena de pequeñas perforaciones con las que localizaron restos de cráneos, pies y alpargatas. Entonces profundizaron la fosa y a 2,5 metros hallaron las evidencias de los cuerpos de las mujeres.

Volvieron a cubrir el lugar a la espera de los fondos y los permisos. Ayer creían haber terminado con la pesadilla. Pero se quedaron a un papel de poder desenterrar la verdad. "Es de justicia permitirnos excavar y no se debe torturar más a los familiares por una nimiedad administrativa", lamentaba ayer Lucía Sócam, cantautora nieta de Granada Hidalgo, una de las víctimas que yace en la fosa de Gerena.

Cuando este episodio acabe, dentro de uno o dos meses, según los cálculos de los miembros del equipo de trabajo, les gustaría levantar un sepulcro común, "que descansen juntas, como lo han hecho durante este tiempo", comenta la presidenta de 19 Mujeres. Pero asume que cada familiar tendrá la última palabra sobre el destino de sus allegados. El objetivo, ahora, es descubrir cuanto antes las pruebas del asesinato de las 17 mujeres.

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Sobre la firma

Raúl Limón
Licenciado en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense, máster en Periodismo Digital por la Universidad Autónoma de Madrid y con formación en EEUU, es redactor de la sección de Ciencia. Colabora en televisión, ha escrito dos libros (uno de ellos Premio Lorca) y fue distinguido con el galardón a la Difusión en la Era Digital.

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