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El PP decidirá si el recorte es de 15.000 o 30.000 millones en función de su balance final de 2011

Carlos E. Cué

Será sin duda el eje de la polémica política en las primeras semanas del Gobierno de Mariano Rajoy. Ya lo ha sido en los Ejecutivos que el PP formó en mayo en las comunidades que antes gobernaba el PSOE. Es la discusión sobre la cifra real de déficit. El silencio del líder le ha permitido no mojarse mucho, pero varias personas de su confianza van dejando caer sospechas de que a final de año será realmente muy superior al 6%, el objetivo comprometido con la Unión Europea para 2011.

Algunos, en el entorno de Rajoy, temen que al final quede en el 8%. Lo cierto es que el vencedor de las elecciones tendrá que tomar una decisión política de primer nivel. Será su Gobierno, que estará constituido a todos los efectos el 23 de diciembre, quien tendrá que cerrar los datos del tercer trimestre y, por tanto, anunciar el porcentaje de déficit de todo 2011. Eso sucederá, como pronto, a finales de enero. Esa cifra será la clave política del año. Si Rajoy cierra finalmente con un porcentaje muy elevado, podrá apelar a la excusa de la herencia recibida, pero será un arma de doble filo: cuanto más déficit reconozca, más tendrá que reducir para llegar al 4,4% al final de 2012, la cifra comprometida con la UE.

La diferencia es enorme. Cada punto de déficit supone un recorte adicional aproximado de 10.000 millones de euros. Y eso supone graves conflictos, y riesgo de recesión. El líder del PP sabe que, si no quiere subir impuestos -en toda la campaña ha insistido en que no lo hará, aunque otros gobiernos conservadores europeos, como el portugués, también lo prometieron y después no cumplieron-, esos recortes implicarán enormes problemas para su Gobierno.

Por eso, de momento insiste en ganar tiempo para esperar a que se despejen las incógnitas en Europa y de paso a que se vayan aclarando los datos. Cospedal dejó caer ayer en dos ocasiones que el Gobierno no les da ni siquiera los datos de la liquidación del déficit del tercer trimestre -después la explicó Elena Salgado- y Miguel Arias Cañete, que estos días ya ha dicho que el recorte podría ser de 15.000 o de 30.000 millones, en función de cómo se cierre la cifra de déficit, dijo ayer en La Razón que "no es lo mismo tener que hacer un ajuste para una desviación de unas décimas que estar hablando de un déficit del 7,5% o del 8%".

El líder del PP tiene en este asunto su prioridad, aunque hay otros. Sobre todo, la reforma laboral, que será una de sus primeras medidas. La pasada semana se vio con los ejecutivos de la gran banca, pero esta la dedicará a citarse con los representantes de empresarios y sindicatos para empezar a discutirla.

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