La telebasura, en el punto de mira
Las cadenas se moderan por la presión de los anunciantes y las redes sociales
Después de ocho años, Antena 3 cancelaba en septiembre pasado su magacín rosa Donde estás corazón (DEC). La pérdida de espectadores propiciada por el éxito de su más directo rival, Sálvame de Luxe, con su agresiva manera de tratar los asuntos del corazón, sumado al deseo de la cadena de Planeta de escorarse hacia contenidos para todos los públicos, fue definitiva para su desaparición. No ha sido el único caso. El lunes pasado, Telecinco retiraba dos de sus programas nocturnos más controvertidos: Enemigos íntimos, con Santi Acosta al frente, y Resistiré, ¿Vale?, conducido por Tania Llasera, ambos del mundo rosa.
Eran los primeros efectos colaterales de caso La noria. El castigo de los anunciantes al programa que presenta Jordi González, tras la entrevista pagada a Rosalía García, madre de Francisco García Marín, El Cuco, condenado en el caso Marta del Castillo, puede ser el detonante para un cambio en su modelo de entretenimiento. A Telecinco ya le ha provocado ya cuantiosos perjuicios económicos. Y en su deseo de mejorar su imagen, la cadena ha pedido a los responsables de Sálvame, Vuélveme loca o El programa de Ana Rosa que bajen el tono y se centren en una crónica social más moderada.
"Ver programas de cotilleo empieza a estar mal visto" dice un catedrático
¿Quiere decir esto que los programas de cotilleo, con sus dosis de griterío, insultos, humor grueso y conversaciones escabrosas están en vías de extinción? Según Carlos Elías, catedrático de Periodismo en la Universidad Carlos III de Madrid y autor del libro Telebasura y periodismo, "empieza a estar mal visto consumir telebasura, como esta mal visto socialmente ver porno". "Quizá estamos ante un cambio de tendencia", aventura.
También opina que la decisión de Telecinco de acabar de un plumazo con esos dos formatos puede considerarse "un punto de inflexión en el cual los anunciantes han percibido que promocionarse en ciertos espacios puede ser negativo para su imagen". "Muchas veces se argumenta que la audiencia demanda contenidos donde los invitados se insultan y vapulean, pero la televisión se mantiene con la publicidad", añade.
Sobre el declive de la telebasura, Alejandro Perales, presidente de la Asociación de Usuarios de la Comunicación (AUC), se muestra escéptico. "Yo no diría tanto", resume, aunque todo el revuelo en torno a La noria "tiene una parte positiva". "Se está creando una cierta conciencia ciudadana. Ya no vale todo y las cadenas sensibles a la reputación corporativa se lo van a pensar dos veces". Al directivo no deja de sorprenderle el "tsunami publicitario" contra La noria por lo que él considera "un hecho indeseable pero puntual". Y denuncia que la misma cadena, en horario de protección infantil, emite Sálvame. "Sus contenidos son absolutamente criticables, y sin embargo no han generado una reacción similar", señala.
Elías también abre un debate sobre el papel que las redes sociales pueden tener en el cambio de modelo televisivo. "Las audiencias participativas tienen más poder que los audímetros", opina el catedrático que recuerda que el término telebasura se acuñó en los noventa con el nacimiento de las cadenas privadas. "Se necesitaban productos para consumir en cualquier momento, como la comida basura, y que fueran muy baratos", rememora.
La opinión de Víctor Manuel Marí, profesor de Teoría de la Comunicación en la Universidad de Cádiz, va en la misma dirección. "La audiencia, con la ayuda de las nuevas redes sociales, se ha vuelto activa y hace oír su voz crítica". Perales, por su parte, no duda de la repercusión de Twitter o Facebook respecto a los canales convencionales, pero sobre su papel en el boicoteo a La noria vislumbra "cierto cálculo de mercadotecnia por parte de los anunciantes". "La dimensión ha sido brutal, pero yo veo algo de papatismo ante la Red", remata.
Marí no sabe si la telebasura, subgénero de gran tradición -Tómbola, Esta noche cruzamos el Mississippi, Crónicas marcianas-
está en peligro de extinción, pero, a su juicio, en el conflicto de La noria, "los anunciantes se han organizado para establecer unas líneas rojas que no se deben cruzar".
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.