¿Nadie es responsable?
Zapatero se escuda en la crisis y evita reconocer sus errores ante la cúpula de los socialistas
El Partido Socialista celebró ayer su Comité Federal tras la severa derrota en las elecciones del 20 de noviembre, la más grave desde la reinstauración de la democracia en España. La preocupación que expresaron uno tras otro sus dirigentes no se tradujo, sin embargo, en una mínima asunción de responsabilidades ni en un análisis riguroso de las causas detrás del fracaso electoral. A juzgar por las conclusiones del máximo órgano de dirección entre congresos, el Partido Socialista habría hecho, mayormente, lo correcto durante sus casi ocho años en el Gobierno, y por tanto solo cabría apuntar hacia la crisis económica como razón última de la pérdida de cuatro millones de votos.
La gestión y la forma de gobernar del presidente José Luis Rodríguez Zapatero ha colocado al Partido Socialista al borde de la catástrofe. Pero si la respuesta por la que se inclinan sus dirigentes es la fantasía autoexculpatoria escenificada ayer, entonces la catástrofe será completa. Resulta inconcebible que un secretario general que ha llevado a su partido a dos derrotas de proporciones históricas, en mayo y en noviembre, siga en su puesto administrando los restos del naufragio que él mismo ha provocado.
Porque no ha sido únicamente la crisis económica lo que ha provocado el descalabro electoral de los socialistas; ha sido la conjunción de la crisis con una forma de gobernar que, frívola en tiempos de bonanza, se convirtió en temeraria para el país y para el propio Partido Socialista cuando comenzaron las dificultades. Responsabilizando por entero a la crisis económica, Rodríguez Zapatero demostró que sigue siendo tan reacio a reconocer errores como cuando, ayudado por la fase expansiva del ciclo, confundió deliberadamente las ocurrencias populistas con las medidas socialdemócratas o cuando creyó que la crisis se solventaría con políticas de imagen.
El Comité Federal fijó la celebración del próximo congreso para febrero. Aunque no existen todavía candidaturas oficiales para suceder a Rodríguez Zapatero en la Secretaría General, los nombres que se siguen barajando son los de Alfredo Pérez Rubalcaba, y el de Carme Chacón, que como miembro de la Ejecutiva catalana comparte los malos resultados en esa comunidad. Las reglas con las que se desarrollará el Congreso garantizan que se darán las circunstancias necesarias para que las candidaturas que deseen dar un paso adelante puedan hacerlo y competir en igualdad de condiciones.
Confinado en el menor grupo parlamentario del que ha dispuesto en democracia, y carente de poder autonómico y municipal, el Partido Socialista sigue siendo una fuerza imprescindible en el sistema político español. El Comité Federal de ayer no pareció ser consciente de esto, ni de la sima en la que se encuentra su partido. Cabe desear, sin embargo, que el congreso del que ha de salir el nuevo liderazgo socialista sirva para sentar las bases sobre las que recuperar esta centralidad del PSOE en la democracia española.
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