Contra la fatiga, reparto de minutos
Centrado el debate la víspera del partido contra el Zaragoza en si aquel sería el día en que Pep Guardiola debía dar descanso a su estrella, Messi, que lo juega todo, apenas se puso el foco en los que, efectivamente, no jugaron aquel encuentro o lo empezaron desde el banquillo. Los sacrificados fueron dos jugadores habituales en el once del técnico, Abidal y Busquets —enviado directamente a la grada—. Villa y Thiago, que también ayer recuperaron la titularidad y que, al igual que los otros dos, participaron de la victoria contra el Milan en San Siro, fueron suplentes en el último partido de la Liga. En el de Champions fue Iniesta quien descansó, algo tocado por una contusión en el muslo tras un choque frente al Zaragoza. Poca cosa, pero suficiente para encender las alarmas y evitar, con un trabajo más suave, una lesión muscular como las que han acechado al vestuario azulgrana en el inicio del campeonato.
Ayer les tocó el turno a otros dos jugadores esenciales en el discurso futbolístico de Guardiola: Cesc, con unas molestias similares a las del de Fuentealbilla —ni siquiera viajó a Getafe por precaución—, y Puyol, cuyos minutos se administran con esmero después de la larga ausencia a la que obligó su operación en la rodilla. Ambos ocuparon una butaca en el palco del Coliséum Alfonso Pérez.
Concede los minutos con cuentagotas el entrenador del Barça, consciente de que debe minimizar la fatiga que acumulan los músculos de sus jugadores. Ayer, además, Piqué vio la cuarta tarjeta amarilla del curso. "Hasta Navidades, nos espera un mes fascinante", decía Guardiola un día antes de esta última visita. Tan fascinante como apretado y repleto de retos: antes del clásico contra el Madrid, el 10 de diciembre, el Barça recibirá en el Camp Nou al Rayo y al Levante, además de al Bate —aunque este sí será un partido de mero trámite, asegurada como está la primera plaza del grupo en la Liga de Campeones—. Tras la visita al Bernabéu: el Mundial de clubes.
A ambas citas quiere llegar el técnico con lo mejorcito de lo que dispone. Para ello, reserva y turna a sus mejores jugadores, experimenta: con bandas y sin ellas, como ante el Getafe; con tres defensas, como ante el Milan. Y asume riesgos, claro. Tras triunfar en San Siro, ayer sufrió la primera derrota tras 21 partidos.
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