Hechizo costumbrista

"La familia se sorprendió / al hablarles de un productor. El patriarca rechistó: / ¿pensaba que eras decorador? / La verdad, no he trazado un plan / La verdad, me da un poco igual / Deben ser cosas de la edad". Nacho Umbert (Barcelona, 1971) le canta así, en la apertura de su nuevo disco, al impacto provocado por su cambio de vida hace año y medio, cuando publicó el deslumbrante Ay... Aquel álbum suponía el estreno como cantautor pop del exlíder de un fugaz grupo del indie de los noventa, Paperhouse. Entremedias, 14 años de silencio dedicados al interiorismo, tarea que ahora compagina con la música. "Me daba canguelo abrir este disco en primera persona, con esas autorreferencias, pero servían de puente con el anterior, a cuyos personajes también cito. Los dos se componen de cuentos musicales, aunque encierren cosas mías o de mis amigos, y de ahí el título del nuevo: No os creáis ni la mitad. Mi objetivo es el entretenimiento".

Umbert combina el castellano y fogonazos de catalán. Y practica un costumbrismo de humor incisivo, sin hacer ascos a pasajes surrealistas. Es capaz de demoler "tópicos pijos catalanes" en El Sr. Esteve, relato de las maniobras en torno a una herencia, o mofarse en Cassavetes de un padre progre devenido en talibán ante su hija adolescente: "Conozco casos, pero se trata de una broma. Me apetecía además dar caña al moderno gafapasta, empezando por mí mismo: como el de la canción, también he ido unas cuantas veces al CCCB [Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona]".

El álbum retrata al "superhéroe que perdió el manual" ("el de la primera cita, cuando uno va tan preparado") o fabula a partir de refranes (El mort i el degollat). Los sones "entre cubanos y griegos" de La moral distraída enmarcan una viñeta de burdel, presidida por el surrealismo: sombreros de los clientes observan la acción. "Y ésta no pasa del recibidor. La idea me vino porque en Cataluña, hace años, en las casas finas se llamaba a las de mala nota casas de sombreros". La prostitución asoma también en Cuatro señoritas, aunque el centro sea una escena de boda en Benidorm, totalmente berlanguiana. "Su imaginario me influyó mucho, es un plano secuencia". A historias como las que filma, por ejemplo, Mike Leigh recuerda Nuestra especialidad: "De él, me encantó Secretos y mentiras". Y en La pensión Maravillas, corte final, se mezclan vivencias y el Buñuel surrealista de El ángel exterminador con el propio Umbert atrapado, en permanente desempeño ante una audiencia freak.

En esta segunda entrega, repite la figura omnipresente de Raül Fernández, alias Refree. "Fundamental en el sonido, la instrumentación, el color y el rumbo de la producción. Entre los dos lo tocamos todo, salvo batería, violín y chelo". Umbert y su productor incluyen ahora menos cuerdas y la voz gana en confianza. "Canto con más melodía. Este álbum es más alegre, tendente a los acordes mayores".

No os creáis ni la mitad está editado por Acuarela. nachoumbert.bandcamp.com.