¡Y un 5% de descuento en libros!

El Día del Padre está bien, ya que, quien más quien menos, todo el mundo tiene uno o una figura asimilada, y por ello es fácil de promocionar un aumento del consumo encaminado a los progenitores de género masculino. Pero un día dedicado a los libros resulta más difícil, ya que no todo el mundo los ha incorporado a su vida cotidiana. Aun así, la Confederación Española de Gremios y Asociaciones de Libreros (CEGAL) y el Gremi de Llibrers de València han instituido para hoy la celebración del Día de las Librerías. Una jornada encaminada al fomento de la lectura y reafirmar la relación del lector con el librero. Es decir, un día festivo comercial en el que los negocios organizan actividades paralelas y estarán abiertos hasta las diez de la noche.

La consejera Lola Johnson lee en La Traca un fragmento de 'Tirant lo Blanch'

"Que todo sector tenga un día es bueno, incluso en el caso del Día del Padre", bromea Jacobo Hortas, uno de los socios de la librería Slaughterhouse, una mezcla de cafetería y tienda de libros que abrió sus puertas hace un par de años en el barrio valenciano de Russafa, "toda iniciativa para hacer que la gente entre en las librerías es buena, es buena para ellos y es bueno para nosotros".

Hortas explica que su negocio abrió ya en plena crisis, "cuando la cosa no pintaba muy bonita". Y por eso no ha notado mucho el bajón -"negocios que vivan de esto desde hace 10 o 15 años lo habrán notado más"-, pero sí que ha notado más la detracción del mercado en los libros de Slaughterhouse que en los cafés: "Nuestro negocio no vive solo de la librería, y la cafetería compensa la falta de ingresos de los libros".

De todas maneras, los nuevos negocios tienen claro que para captar y fidelizar a los clientes tienen que hacer un esfuerzo en actividades paralelas. Slaughterhouse suele organizar fiestas temáticas en las que promocionan cierto tipo de libros. Así, mañana organizarán a partir de las 20.00 una dedicada a los escritores rusos, tanto contemporáneos como clásicos ("desde Nikolai Gogol y Antón Chéjov"), en la línea de la que realizaron hace poco sobre autores de Los Ángeles.

"Es un sector que no escapa a la crisis del consumo", reconoce José Luis Rodríguez-Núñez, propietario de Bibliocafé, otro negocio con apenas un año de vida y que aúna asimismo una librería con una cafetería. Y por ello también se vuelca en la organización de actividades, como la presentación de libros, los talleres de escritores o los clubes de lectura. Así, Antonio Garrido presentó ayer su novela El lector de cadáveres, y Elena Casero presenta esta tarde su libro de relatos Discordancias.

La librería Leo, abierta en verano, contó ayer con Pablo Sebastiá para presentar Secreto de Estado, y hoy tendrá a Bosco Esteruelas y su libro El reencuentro.

También las librerías especializadas, como Railowsky, se volcarán hoy. Este comercio, especializado en la fotografía, hará una lectura de El instante decisivo, de Henri Cartier-Bresson. Una lectura regada con vino y acompañada de altramuces.

A estos actos se suman hasta responsables políticos. Así, está previsto que la consejera de Cultura, Lola Johnson participe en la librería La Traca en lectura de un fragmento del Tirant lo Blanch, que seguro servirá para recordar que su autor es Joanot Martorell y no Ausiàs March, como afirmó el lunes en un lapsus.

En resumen, como no solo los padres tienen derecho, también las librerías celebran su día. ¡Y con un 5% de descuento!