La última urna abierta en España

Os Blancos disparó la media de participación de España gracias a que también celebraba una segunda y reñidísima vuelta de sus elecciones municipales, porque en mayo no se resolvió el empate entre el Partido Popular y un grupo de independientes. El municipio ourensano de 1.000 habitantes, que rinde culto a Baltar en calles y edificios públicos, se jugaba ayer la alcaldía que ostentaba el PP por sorteo tras un empate técnico, el 11-M, entre esta formación y Alternativa Popular Galega (APG), en su mayoría escindidos de las mismas filas. Entonces, un voto por correo favorable al candidato popular y declarado nulo sentenció el irritante empate. Ayer, el presunto propietario del polémico sufragio, un anciano impedido, acudió al colegio aferrado al sobre que llevaba de casa. El ejercicio de su derecho ciudadano fue seguido milimétricamente por populares e independientes. Pero solo algo más que el del resto de los 438 vecinos (de una lista de 470) que acudieron a desempatar la alcaldía. Una participación de más del 76%.

"Estuvieron arañando votos hasta en la salida de misa"

Presidió la tensión. Dos numerosos grupos de apoderados, parapetados a cada lado de la mesa, realizaron una exhaustiva labor de observadores. Cada votante que se acercaba a las urnas (la de las municipales y las de las generales) era rigurosamente identificado por cada bando pese a que todos parecían tener certeza de las fidelidades políticas. "Estuvieron arañando votos hasta en la salida de misa; para que no se les escapara uno", reprochaba el candidato de APG, José Manuel Castro, en alusión a su contrincante, Juan Manuel Andrade.

Este respondió a las declaraciones de Castro tirando de refranero: "Piensa el ladrón que todos son de su condición". La mayoría de los vecinos llevaban los sobres de casa. Nadie quiso arriesgar, y el recuento llevó la meticulosidad de la jornada al extremo. La urna municipal se abrió todavía a medianoche. Al cierre de esta edición, aún no se conocía el resultado.