El PP araña tres escaños al PSOE

El PP amarró ayer una sólida mayoría absoluta en su feudo de Castilla y León, donde obtuvo el 55% de los votos y 21 de los 32 escaños, tres más que en 2008. Los conservadores, que gobiernan en la región desde hace 24 años, se erigieron como la fuerza más respaldada en todas las provincias, con el 100% del escrutinio. La marea azul fue posible gracias al desplome del PSOE, que se desfondó hasta su nivel de 2000.

Atenazado por el desgaste de la crisis, los socialistas perdieron tres diputados respecto a 2008 (pasaron de 14 a 11) y se asomaron al abismo en tierras del presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero. El PSOE, con el 29,24% de los votos, se dejó en las urnas tres diputados en Burgos, León y Salamanca, pero retuvo los de Ávila y Soria, que estuvieron en la cuerda floja hasta bien avanzado el escrutinio.

La región seguirá siendo monocolor. Izquierda Unida (5,6%), que aspiraba a capitalizar el castigo al PSOE y PP, vio frustrado su sueño de arañarle a los mayoritarios un diputado por Valladolid. Mientras que una emergente Unión Progreso y Democracia (UPyD), que captó el 6,2% de las papeletas, se reveló como tercera fuerza política en discordia, aunque sin solidez suficiente para recalar en el Congreso.

Los resultados del 20-N revelan a Castilla y León como uno de los graneros de referencia del PP, junto a la Comunidad Valenciana, Murcia o Madrid. Los conservadores recuperaron ayer el fuelle perdido en 2008 (18 diputados) y 2004 (19). Su respaldo, no obstante, nunca bajó del 50%. El PSOE, que había recuperado tímidamente músculo en la última década -obtuvo 14 escaños en 2004 y 2008- se enfrentó anoche al hundimiento.

La presencia como cabeza de lista por León del portavoz del PSOE en el Congreso, José Antonio Alonso, no contuvo la debacle. "Hemos obtenido un mal resultado y lo reconocemos", admitió Alonso, que prometió con contundencia "una oposición responsable y seria desde la autocrítica" para los próximos cuatro años.