Este hotel es un circo
Alojamientos españoles diferentes, en compañía de los payasos o en medio de la nieve
Siguiendo la colección de alojamientos sorprendentes de Steve Dobson (autor de la web www.unusualhotelsoftheworld.com), publicada por Jonglez en 2008, David Revelles y Óscar Elías lanzan ahora con esta editorial francesa la versión ibérica de la fórmula: Hoteles insólitos de España y Portugal. Más de medio centenar de llamativos hospedajes "que son un destino en sí mismos", dice Revelles. Como la plaza de toros de Almadén (cerrada temporalmente), los Tipis de Baza o el faro de Finisterre.
01 Un iglú con 'spa'
Todo buen alpinista sabe que el mejor truco para dormir caliente cuando la tormenta arrecia fuera consiste en cavar un agujero en la nieve y meterse dentro. O como Robert Flaherty mostró en el documental Nanook of the north (Nanuk el esquimal, 1922), nada como apilar cascotes de hielo formando una cúpula salvadora contra el severo frío de latitudes polares. Esta arquitectura esquimal ha inspirado, precisamente, una de las 60 extravagancias hoteleras recopiladas en el libro: el hotel iglú Grandvalira, único de este tipo al sur de los Pirineos, donde el frío se combate con lechos de sacos de plumas y jacuzzis al aire libre, a 2.300 metros de altitud en la estación invernal de Grandvalira, en Andorra.
02 Minimalismo al raso
Una cama rodeada de antorchas, una mesilla y un par de sillas en medio de una dehesa extremeña. Dormir bajo las estrellas es una propuesta de la casa rural Vía de la Plata, en Aldea del Cano (Cáceres). Invita a pasar una noche rodeado por los sonidos de la naturaleza al otro lado de la mosquitera.
03 Dormir en un nido
En Sant Hilari Sacalm (Girona), los huéspedes se suben directamente a los árboles: las Cabanes als Arbres son confortables nidos de madera suspendidos a 10 metros del suelo, entre las ramas de gigantescos abetos Douglas importados de Oregón (Estados Unidos). Por la mañana, el desayuno cuelga de una cesta a un metro del suelo, a salvo de golosos jabalíes; basta con izarla para empezar bien el día con las crestas del macizo del Montseny al fondo.
04 Retiro cisterciense
En el monasterio de Poblet, en Tarragona, el coste del alojamiento es, sencillamente, la voluntad. Y no solo en efectivo: habitaciones recatadas, estricta clausura y, si el huésped lo desea, la posibilidad de compartir con los monjes cistercienses su rutina diaria, que exige levantarse en plena madrugada para el rezo.
05 La casa de Karen
Esqueleto de madera, armazón de caña y revestimiento exterior de paja. Aspecto primitivo por fuera, confort rústico por dentro: rarezas de anticuario en el mobiliario y estética andalusí en cortinajes, telas y los detalles decorativos. Las Casas de Karen, en Caños de Meca (Cádiz), trasladan al huésped a la sencillez y naturalidad que llevaron a su creadora, de origen belga y trotamundos en su juventud, a quedarse en la costa andaluza a mediados de los ochenta: playas casi salvajes y gente relajada que vivía en chiringuitos de caña que resisten tormentas veraniegas y la fiereza del Levante gaditano.
06 Acróbatas y payasos
La Showman Caravan, un acogedor carromato de 1939, restaurado y equipado para toda la familia (baño, cómodas camas, literas y hasta saloncito con televisión), permite alojarse durante una noche en el Circo Museo Raluy, una compañía circense clásica (y todavía itinerante) que recibió el Premio Nacional de Circo en 1996. La estancia da opción a una sesión de práctica junto al lanzador de cuchillos, asistir a la sesión de maquillaje de los payasos o participar junto a los acróbatas durante el espectáculo.
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