Esquerra recurre a Joan Tardà para visualizar el alma social del partido

Esquerra (ERC) ha encontrado en Joan Tardà la pieza que le faltaba para poder casar las dos almas del partido: la nacionalista y la social. La nueva dirección de los republicanos, encabezada por Oriol Junqueras, había impreso desde su llegada en octubre un cariz mucho más soberanista a la formación, dejando en segundo plano el discurso más social. Pero ERC ha sabido hacer un juego de carambola para mantener a Tardà como cara visible, cosa que le permite al partido un doble beneficio. Por una parte, contar con un gancho popular ante los votantes como número dos de la candidatura por Barcelona y así hacer de contrapeso a un cabeza de lista, Alfred Bosch, que es una cara desconocida para la mayor parte de su electorado. Y por otra, Tardà lleva en su ADN la reivindicación social, cosa que contenta a la fracción más progresista del partido.

"Hay que dar un hachazo a la pobreza", clamó el republicano

Tardà volvió a hacer gala de su locuacidad y su capacidad de enardecer a las masas durante el acto central de campaña de ERC, celebrado en el Palacio de Congresos de Barcelona ante unas 1.100 personas, con la ausencia destacada de Joan Ridao, predecesor de Bosch. El número dos reivindicó la necesidad de "dar un hachazo" a la pobreza y la exclusión social para lograr una república catalana del bienestar, en la que no caben "monarquías amenazadoras ni corruptas". "Hay que "vaciar las cárceles de pobres", clamó Tardà, frase que le valió una de las mayores ovaciones del acto.

En cambio, al cabeza de lista, Alfred Bosch, el partido le ha reservado la épica nacionalista, muy a menudo amenizada con tintes poéticos, que se permite por su profesión de escritor.

Con este matrimonio entre las dos almas, ERC espera abarcar un amplio espectro de votantes que le ayuda a salvar los muebles el 20-N y mantener los tres diputados en el Congreso, algo que la mayoría de las encuestas publicadas ayer dan por seguro.

Oriol Junqueras quiere aprovechar esta situación y ayer lanzó el lazo a los descontentos de CiU y el PSC. ERC espera poder seducir a los votantes más progresistas de la coalición nacionalista, reacios a los recortes en salud y educación que está aplicando la Generalitat. Además, les recuerda que ha sido CiU la que "ha abierto la puerta al PP" a las instituciones catalanas, como la Diputación y el Ayuntamiento de Barcelona. En el granero socialista, en cambio, busca a lo seguidores más nacionalistas, disconformes con que el PSC se doblegue ante el PSOE y vote diferente en el Parlament y en el Congreso.

Tampoco faltaron los reproches a otros partidos independentistas -Solidaritat y la CUP- que en esta campaña están clamando por un voto en blanco o nulo. Y es que poco puede ya pescar ERC del electorado independentista, que recela de la formación republicana por sus años de Gobiernos tripartitos y por las continuas luchas internas por el liderato del partido, algo que, de momento, los republicanos consideran superado.