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ELECCIONES 2011
Columna
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Nivel 'trending topic'

Un millón largo de catalanes vieron en algún momento el debate electoral a cinco la otra noche. Era la única oportunidad para observar cómo espabilan nuestros candidatos a cortar el bacalao en Madrid y qué ideas manejan sin más intermediarios que ellos mismos. Candidatos al desnudo. Para esto sirve la tele pública: los caminos del señor son inescrutables. Allí estuvieron Chacón (PSC), la única mujer y ministra; Duran (CiU) con sus gafas de montura roja; Fernandez Díaz (PP) arropado por una afonía a lo Vidal-Quadras; Bosch (ERC), un espectacular novato, y Coscubiela (ICV) con su camisa gris de sindicalista. ¿Poco apetecible? Es lo que hay. Y con lo que hay estos señores y señora lograron -según TV-3- ser el tercer trending topic mundial de aquellas casi dos horas. ¡Hurra! ¿No es eso lo que realmente se perseguía: llamar la atención del mundo arrinconando incluso a Berlusconi?

La televisión es traidora: no perdona cuando quien la utiliza pretende seducir a quien la mira

Ignoro si el mundo pudo tener ganas, en algún momento de aquella efervescencia -contemplada por la moderadora Ariadna Oltra con la objetividad con la que se disecciona a un grupo de extraterrestres-, de votar a alguno de los cinco catalanes, pero todos ellos se esforzaron para llegarnos al alma y celebrar el domingo 20-N con nuestro voto. Y, vive Dios que, visto lo visto, puede haber un montón de ganas de votar, precisamente, para impedir que salga alguno de ellos. ¡Qué tentación!: todos hicieron méritos -no idénticos, desde luego- para lograr nuestro voto a la contra, que es la manera más brutal de votar: el último recurso de la democracia. El último recurso, en fin, de la voluntad de hacer uso de las libertades adquiridas con esfuerzo y afrontar las urnas de forma paradójicamente positiva. Amigos, entendedlo bien: ¡se trata de que no se lleve el gato electoral al agua quien pueda jugárnosla, aun con la mejor intención, todo sea dicho!

Nadie duda, pues, que los cinco candidatos querían impresionarnos, resultar inolvidables. Lo lograron: el debate pasará a la historia por ser una muestra incuestionable -en la forma en la que lo es el dato de fracaso escolar- del nivel sociopolítico de Cataluña. No siempre las mejores intenciones se corresponden con lo que estas denotan. Y la televisión es traidora: no perdona cuando quien la utiliza pretende seducir a quien la mira. Por ello hay que alabar la valentía de Carme Chacón, que se lanzó al ruedo peinada por ella misma -cosa notablemente exótica en las televisiones actuales- y permaneció impasible cuando Fernandez Díaz la señaló como presunta responsable de la burbuja inmobiliaria mientras ella fue ministra de la Vivienda. Chacón ignoró que ese era, precisamente, su punto débil, lo cual dio medida de su inteligencia política. Fue la única que calló a tiempo.

"El 21 de noviembre solo habrá un grupo catalán en Madrid, y seremos nosotros" dijo Duran, tras haber afirmado segundos antes: "Todos los que estamos aquí somos catalanes". Vaya: volvemos otra vez a los de los buenos y los malos catalanes. Y todos sabemos quiénes son unos y otros: por un lado los que defienden "el derecho a decidir" y por el otro los que teóricamente ayudan a que decidan los enemigos de Madrid. Casualmente, entre estos últimos no está Coscubiela, que pasa por amigo de Cayo Lara y compañía. Las contradicciones son la sal de la vida y de la campaña electoral.

Al sindicalista izquierdoso-verde catalán el debate le sentó solo regular: "El paro se solucionará con más servicios públicos", aseguró. ¿Es ese su programa: más funcionarios? Seguro que le entendimos mal. En cambio, el novato Bosch habló claro: "els catalans de les pedres en fan pans" es su filosofía de base. Su análisis resulta clarividente: "Cataluña no es Grecia. Cataluña vive por debajo de sus posibilidades", por fin una nota de optimismo. Y también un alarde de sinceridad: "El Estado de las autonomías nos empobrece", dijo literalmente; ¿cabe entender que por ahí ERC sintoniza con un PP que nunca ha olvidado el invento fraguiano de la Administración única?

¿Veíamos un debate o Polonia? ¡Ay de nosotros, catalanes! No es el miedo lo que nos atenaza. Mientras nos empeñemos en que la política sea trending topic no habrá voto que resista este desierto cultural.

Margarita Rivière es periodista

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