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Reportaje:

Rusia acaricia la OMC

Moscú bajará aranceles y abrirá su sector financiero

Pilar Bonet

Rusia será socio pleno de la Organización Mundial de Comercio (OMC) en el verano de 2012 y culminará así el accidentado camino iniciado en 1993 cuando solicitó ingresar en el club que reúne a 153 países con economías de mercado. El jueves, en Ginebra, el grupo de trabajo negociador aprobó el informe final y una recomendación favorable dirigida al consejo de ministros, que dirá la última palabra en su reunión del 15 al 17 de diciembre. El documento entrará en vigor transcurridos 30 días de la ratificación parlamentaria, para la que hay seis meses de plazo. La aprobación del consejo de ministros se da prácticamente por segura. El último obstáculo para el ingreso ruso -la oposición de Georgia- fue allanado el miércoles con la mediación de Suiza.

En 2012 culminará un accidentado camino que arrancó en 1993
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Rusia, un mercado de más de 142 millones de consumidores, rebajará sus aranceles de importación a los automóviles, productos químicos, azúcar, productos forestales y papel, entre otras mercancías. Como promedio, los aranceles se reducen del 10% al 7,8%, y en el caso de los productos agrícolas, del 13,2% al 10,8%, mientras los aranceles de productos industriales descienden del 9,5% al 7,3%. Según Maxim Medvédkov, el jefe del equipo negociador ruso, los aranceles a la importación, que se incrementaron durante la crisis de 2008-2009, retornarán a su nivel de partida y eso afecta a los automóviles nuevos (del 30% al 25%). La rebaja arancelaria se introducirá de forma escalonada en un plazo de hasta ocho años, según los sectores. Las empresas rusas más beneficiadas por el ingreso en la OMC son las exportadoras de acero y productos químicos.

El sector agrario, en cambio, teme la competencia. Rusia se ha comprometido a reducir a la mitad sus subsidios a la agricultura y ganadería, de 9.000 millones de dólares a 4.400 millones en 2018, pero las subvenciones a la agricultura son actualmente del orden de 3.500 millones. En el capítulo energético, los productores y distribuidores de gas natural operarán con criterios comerciales, pero Rusia seguirá regulando el precio de los combustibles a los hogares y usuarios no comerciales de acuerdo con su política social.

Moscú acepta las condiciones de la convención de Viena de defensa de los derechos de la propiedad intelectual, incluyendo acciones contra las páginas de Internet que distribuyen ilegalmente contenidos protegidos. Los bancos extranjeros podrán abrir sus filiales en Rusia, pero las empresas internacionales de seguros deberán esperar nueve años para hacerlo.

El final del proceso negociador parecía próximo en varias ocasiones, pero los plazos se fueron demorando. En el verano de 2009, Vladímir Putin, anunció que Rusia quería ingresar en la OMC conjuntamente con Kazajistán y Bielorrusia, sus socios en la unión aduanera y abanderados de la reintegración económica en el espacio postsoviético. Posteriormente Rusia renunció al ingreso en grupo. Según Medvédkov, Rusia ayudará a ingresar a Kazajistán, que está en la etapa final, y Bielorrusia, a la que le queda mucho por hacer.

El último obstáculo al ingreso de Rusia ha sido Georgia, que en 2008 protestó por la supresión de las sanciones rusas a los independentistas de Abjazia y que posteriormente rompió relaciones con Moscú a raíz de la guerra de los cinco días y el reconocimiento de Abjazia y Osetia del Sur como países independientes por parte de Rusia.

Las negociaciones entre Rusia y Georgia se reanudaron en marzo pasado con la mediación de Suiza y la presión de la Unión Europea y EE UU sobre Tbilisi. El acuerdo resultante establece la presencia de observadores internacionales en territorio ruso con derecho a inspeccionar la mercancía procedente o en dirección a los territorios separatistas. Georgia lo ha considerado una victoria diplomática, aunque los responsables rusos afirman que no supone un cambio de posición en el reconocimiento de los separatistas. Los observadores internacionales dependerán de Suiza y no podrán ser ni georgianos ni rusos.

El ingreso en la OMC podría reducir la inflación al fomentar la competencia, pero los analistas advierten del alto grado de monopolio del mercado ruso. Se espera que la vinculación de Moscú a un sistema de reglas internacionales ponga coto a la costumbre del Kremlin de transformar los problemas políticos con países vecinos en vetos comerciales. La incorporación de Rusia a la OMC abre la puerta para la firma de un nuevo tratado de asociación y cooperación con la UE, cuya plataforma económica mínima es justamente el documento de ingreso en la OMC. Sobre la OMC, Rusia llegó a un acuerdo con la UE en 2004 y con EE UU en 2006.

"Ha sido un largo camino", dijo el director general de la OMC, Pascal Lamy. "El acuerdo nos incorpora al sistema de reglas de comercio multilaterales y crea nuevas oportunidades para nuestros comerciantes e inversores y nos permite proteger nuestros intereses comerciales de forma más eficaz que en el pasado", señaló Medvédkov.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.
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