Solo la austeridad cotiza al alza

Otra semana de infarto. Italia tomó el relevo a Grecia como epicentro de la crisis. Ese ente tan abstracto conocido como "el mercado" tensó al máximo la cuerda. La prima de riesgo de Italia tocó niveles a partir de que otros países como Irlanda o Portugal tuvieron que rendirse y pedir un rescate. La situación llegó tan lejos que la economía parece que va a conseguir lo que no han podido los múltiples escándalos: el adiós del primer ministro italiano. El Senado aprobó las reformas económicas más urgentes acordadas por el Gobierno italiano con Bruselas, requisito que puso Silvio Berlusconi para dejar el cargo. El economista Mario Monti se perfila como el candidato con más opciones de sustituir a Il Cavalierie.

La noticia fue bien recibida por los inversores. Una vez culminado el trabajo, el viernes el diferencial entre el bono italiano y el alemán cayó con fuerza, situándose en 456 puntos básicos, el mismo nivel al que había comenzado la semana y eso que en la sesión del miércoles la prima de riesgo cotizó en 574 puntos básicos. Por su parte, en Grecia también se han producido pasos importantes, en la senda de lo que demandaba el mercado. Pese a ganar la moción de confianza, Yorgos Papandreu dejó las riendas del Gobierno. Su sustituto es el expresidente del Banco Central de Grecia Lukas Pademos, quien mantendrá en el puesto de ministro de Finanzas a Envagelos Venizelos.

En este contexto frenético la Bolsa española se movió al son de las novedades que llegaban desde Roma y Atenas. El Ibex 35 logró reducir al mínimo las pérdidas semanales (-0,47%) gracias al fuerte rebote de la sesión del viernes. La prima de riesgo española también sufrió una volatilidad extrema. En la sesión del miércoles el diferencial con el bono alemán superó los 420 básicos y el viernes bajó hasta 396 puntos (comenzó la semana en 375 puntos).

Con todos los ojos puestos en la crisis de la zona euro -la idea de una Europa de dos velocidades cobra cada vez más fuerza-, los inversores han dejado en un segundo plano los resultados empresariales, que muestran una clara tendencia descendiente. Las cuentas de Telefónica quizás sean la excepción a esa desatención por parte de los inversores. El impacto de las provisiones por su expediente de regulación de empleo y la debilidad del negocio doméstico llevaron a la operadora a registrar entre julio y septiembre pasados sus primeras pérdidas trimestrales desde 2002, circunstancia que fue castigada con una caída semanal en Bolsa del 5,4%.

La crisis europea está lejos de resolverse y aumentan los síntomas de desaceleración económica en el mundo. Estas dos circunstancias no cuadran con un euro que resiste en un tipo de cambio de 1,37 dólares y con un precio del barril de petroleo (brent) de 114 dólares. ¿Disfrutarán los mercados de una tregua a corto plazo? Parece difícil. -