"Con las autonomías hay que fijar la corresponsabilidad fiscal real"
Eurodiputado desde 1994, García Margallo (Madrid, 1944) es uno de los políticos valencianos que más ha analizado la crisis del euro. Democristiano, partidario de los pactos, mantiene una estrecha amistad con Mariano Rajoy.
José Manuel García Margallo ha desplegado en las últimas semanas una intensa actividad en paralelo a la cascada de acontecimientos que tienen lugar en el seno de la Unión Europea y en los mercados financieros. Su criterio es uno de los que tiene en cuenta el candidato del PP, Mariano Rajoy, para hacer frente a la situación económica si sale elegido presidente del Gobierno.
Pregunta. ¿Existe el riesgo de que haya dos tipos de euro?
Respuesta. Técnicamente es muy difícil, lo que hay es un plan que prevé crear un Tesoro Europeo que solo beneficiaría a un grupo de países. El resto mantendría el euro, pero sus bonos tendrían que estar respaldados por su propio Tesoro nacional, que competirían en los mercados financieros en condiciones más desfavorables.
"Al final la zona euro será una Europa federal y el resto, hasta los 27 Estados miembros, será un pacto intergubernamental"
"El partido que gane, aunque tenga mayoría absoluta, tiene que gobernar como si no la tuviese, hacer un diseño muy claro y discutirlo con todos"
"O logramos vencer la desconfianza o no levantamos la situación"
"El ajuste hay que hacerlo por la vía del gasto y recurrir a la privatización"
P. ¿Qué supondría ese plan para España?
R. Sería un desastre. En una primera fase el acceso estaría limitado a países virtuosos, como Alemania, Austria, Finlandia y Países Bajos. Eso implica que España sale perjudicada y Alemania beneficiada.
P. ¿Ante este riesgo qué debería hacer el nuevo Gobierno?
R. Distanciarse de los países con problemas, en este caso de Grecia e Italia, y dar todas las señales de que España tiene solvencia. Demostrar que cumplimos con las condiciones de admisión para estar en el grupo de países virtuosos y que seremos capaces de mantener la disciplina a lo largo del tiempo. Ahora, las tres desconfianzas de los mercados son el Gobierno, el sistema financiero y de la capacidad de crecer de la sociedad española, y hay que acabar con eso para ser admitido.
P. ¿La deuda de España complica mucho ese objetivo?
R. Partimos de una situación de ventaja; a finales de este año la deuda pública española estará en el 67% del PIB. Si el umbral de entrada se fija en el 60% el objetivo es perfectamente asumible. Más complicado es la cuestión del déficit. El Gobierno dijo que cerraría el año con un déficit del 6% del PIB y la previsión en 2012 es del 4,4%, lo que supone un ajuste de 16.000 millones, aunque con la desviación de este año al final la cifra será de 22.000 millones.
P. ¿Y cómo habría que hacer ese ajuste?
R. El déficit es para dar una señal de que no estamos dispuestos a gastar más de lo que crezca la economía. Creo que el ajuste hay que hacerlo por la vía gasto, porque en un momento de estancamiento como el actual subir los impuestos es sangrar al enfermo y esperar un aumento de recaudación no es realista. Los primeros gastos a reducir son los corrientes, no la inversión, y recurrir a la privatización para reducir la deuda.
P. Pero si no se resuelve la situación de la zona euro esos sacrificios pueden ser inútiles.
R. Se sabía cuando se puso en marcha la unión monetaria que dentro había unas divergencias tan enormes que no iba a poder funcionar, porque al final la política monetaria significa el mismo traje para todos. Ahora estamos en un solar y hay que construir un diseño completamente nuevo. Al final la zona euro será una Europa federal y el resto, hasta los 27, será un pacto intergubernamental.
P. ¿Eso supone armonizar políticas fiscales, igualar el IVA y el impuesto de sociedades?
R. Al final, la lógica es esa. Aquellos impuestos que afectan a la competencia dentro de un mercado interior se tienen que unificar, pero el siguiente salto cualitativo es el Tesoro común y la emisión de obligaciones conjuntas.
P. ¿Por qué ocupa tan poco espacio esta cuestión en la campaña electoral?
R. No lo sé, lo que sí digo es que el partido no se juega aquí, se juega en Bruselas. O logramos vencer esa triple desconfianza y que se abran los mercados o no levantamos la situación. El problema del nuevo Gobierno en 2012 es cómo lograr financiación para seguir andando.
P. ¿Tan grave es la situación?
R. Tenemos la deuda soberana a 400 puntos y la deuda que podemos asumir es a 150 puntos. Una familia solo puede suscribir un préstamo del que pueda pagar el interés y la amortización con su renta ordinaria, si no es imposible. Lo que hay que hacer a partir del día 20 es recuperar la confianza de los mercados y atraer ahorro extranjero para financiar la marcha de la economía española.
P. ¿Las autonomías han agravado la situación de España?
R. Hay que hacer una reflexión sobre si la distribución competencial es la correcta, si hay duplicidades que se pueden eliminar, si hay ineficiencias y si el sistema de financiación autonómica incita a gastar. Lo que hay que establecer es una corresponsabilidad fiscal real, no una participación en impuestos, para que la comunidad autónoma que quiera vivir por encima de lo que nos podemos permitir como nivel medio tenga que exigírselo a sus ciudadanos. La participación en los impuestos del Estado no exige al presidente de la Generalitat que tenga que subir a una tribuna y decir: "Para hacer esto vamos a subir este impuesto que va a pagar usted".
P. Es decir, que afrontamos unas elecciones mucho más importantes de lo que parece.
R. Estas elecciones son casi constituyentes, es un cambio tan radical de la forma en la que hemos vivido que va a exigir unos sacrificios a poderes públicos y sociedad civil que exigirá algo muy parecido a los pactos de la Moncloa. El partido que gane, aunque tenga mayoría absoluta, tiene que gobernar como si no tuviese mayoría absoluta, hacer un diseño muy claro y ponerlo encima de la mesa para discutirlo con todos: comunidades autónomas, partidos políticos, agentes sociales... Los sacrificios han de ser repartidos y que la sociedad entienda que los sacrificios que se piden los hace también quien los pide.
P. Y ello sin olvidarnos del problema del paro.
R. Tenemos que hacer una reforma laboral que permita mayor flexibilidad en la organización de las empresas. Es vital, porque está el dogma de que en España se crea empleo a partir de un crecimiento del 2,5% o el 3% del PIB. Esos porcentajes de crecimiento no están en el horizonte más próximo y hay que empezar a crear empleo desde el primer momento. Por eso hay que dar oxígeno a los autónomos y a los empresarios en las relaciones con las Administraciones públicas. Pero ellos también tienen el deber de ser más competitivos y de buscar nuevas oportunidades.
P. ¿Qué oportunidades?
R. España va a crecer en los próximos años, fundamentalmente, por el sector de la exportación. Y el problema aquí es de calidad y de conquistar los mercados que están creciendo. Tenemos una enorme concentración en la Unión Europea que va a pasar una etapa regular y en los países emergentes -Brasil, Rusia, India y China-, España no está presente. Eso la empresa española lo ha sabido hacer antes y todavía seguimos teniendo empresas muy importantes.
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