Argentina no se quiere
La selección de Messi solo iguala (1-1) con Bolivia en un partido rácano - Camacho no logra llevar a China a la cita de Brasil
De amor propio solía entender bastante Argentina, aunque de un tiempo a esta parte parece no gustarle mirarse al espejo. No importa que peine al equipo Maradona, Batista o ahora Sabella. El reflejo muestra las mismas imperfecciones. Ayer, frente a Bolivia, en el Monumental del River Plate, en duelo clasificatorio para el Mundial de 2014, volvió a demostrar (1-1) su inoperancia para generar un juego colectivo acorde a sus individualidades.
La incapacidad asociativa de Argentina no responde a un déficit de imaginación, sino a la dificultad de ponerla en práctica. La parsimonia de Gago no mezcla con la explosividad de Messi. La velocidad del barcelonista requiere un chispazo, algo que active una reacción en cadena. A pesar de que la selección albiceleste trata de reinventarse con un esquema parecido al de Del Bosque con España o Guardiola con el Barça, la fórmula requiere un aprendizaje posicional previo. Los movimientos en diagonal de Pastore chocaron con la estabilidad de González. El joven interior del Inter ocupó un espacio por el que se cruzaba demasiada gente. A pesar de la aglomeración de medios, era Messi quien daba inicio a cada jugada, lo que con tanta repetición perdió efectividad. Bolivia resistía agazapada, atenta a esa goma habitual de La Pulga en la que descarga para recibir subido ya en su torbellino. En uno de los pocos atrevimientos de la defensa boliviana encontró Messi la ansiada autopista y, aunque paró en el peaje tras el placaje de Méndez, el balón lo recogió Higuaín para marcar, pero el gol no valió porque el árbitro pitó la falta.
Con un planteamiento reservón, el seleccionador boliviano, Quinteros, aisló a Martins convirtiéndolo en un islote perdido en el mar. Aun así, el delantero del Shakhtar resultó más peligroso de lo que pensaron los defensas argentinos. En una maniobra callejera, de esas que duelen más que los equilibrismos, robó la pelota a Demichelis y fusiló con la pierna izquierda a Romero. Segundo remate del partido para el guardameta, primera bofetada. Ante semejante despropósito, Sabella introdujo a Lavezzi en el campo para que este, en su primer golpeo, devolviera la tranquilidad. La electricidad del ariete del Nápoles rehidrató a Argentina, pero no consiguió rematar a una ordenada Bolivia.
Peor le fue a la China dirigida por Camacho. Tras la derrota por 0-1 ante Irak, las posibilidades de clasificarse para el Mundial han desaparecido a falta de dos jornadas de la fase de grupos. Desde que Camacho se hiciera cargo, el conjunto chino tan solo ha conseguido una victoria (2-1 frente a Singapur el día de su debut).
Otro partido: Uruguay, 4 (Suárez); Chile, 0. Clasificación: 1. Uruguay, 7 puntos (tres encuentros). 2. Argentina, 4 (tres). 3. Ecuador, 3 (uno). 4. Colombia, 3 (uno). 5. Perú, 3 (dos). 6. Venezuela, 3 (dos). 7. Chile, 3 (tres). 8. Paraguay, 1 (dos). 9. Bolivia, 1 (tres). Hoy: Colombia-Venezuela y Paraguay-Ecuador. Se clasificarán los cuatro primeros y el quinto irá a la repesca.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.