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Reportaje:

Guardiola y el síndrome de Stendhal

"¿Dónde encontraré a otros jugadores así?", se pregunta en una charla

Entre las ganas de huir y la necesidad de seguir disfrutando de un equipo único se debatió Pep Guardiola en un diálogo de hora y media con el periodista Ramon Rovira, en el Palau de la Música de Valencia, ante unos 1.800 clientes del banco de Sabadell. Fascinada la audiencia ante las reflexiones del entrenador del Barça, que apeló al síndrome de Stendhal -la enfermedad del individuo expuesto a obras de arte especialmente bellas- para explicar cómo se siente ante la exhibición azulgrana en los últimos cuatro años. Una generación única a la que rindió homenaje después de ser seducido una vez más por sus jugadores tras ganar en Hospitalet 0-1 con un gol de Iniesta en la Copa del Rey.

"A estos tíos les flipa jugar, lo llevan en las entrañas. En Hospitalet, un pueblo pequeñito, Xavi, Iniesta, Cesc y Villa corrieron como si les fuera la vida. Ahora cuando un deportista diga que está cansado, le dirán: 'Mira a esa gente'. Lo tienen todo: dinero, mujeres, títulos... y van a tope. Metí a cinco del filial para que vieran lo que significa competir. Y eso que Xavi estuvo cinco años sin ganar nada, le silbaban y lo querían echar. Es una generación única por su amor a este juego. La satisfacción mayor es que nos digan que les gusta vernos jugar, como te gusta ir al cine o al teatro. Han ganado 12 de 15 títulos. Con otros jugadores habría sido imposible".

Su despedida del Barça sobrevoló toda la charla. "Como jugador hubo un punto en que supe que tenía que irme. Como entrenador, espero que sea igual. Se sufre mucho: angustia, presión, es un no parar, convives con si lo haces bien o mal, el síndrome de Stendhal: dónde encontraré un sitio como este y unos jugadores como estos. La felicidad no te la dan los títulos, hay otras cosas. A los 25 años quería ser entrenador; ahora no veo el momento de irme pa casa. Sería la rehostia poder pedir yo cuando me vaya. A día de hoy lo decido yo". ¿Dónde iría? "Ahora sería imposible entrenar en España. Dentro de unos años... Me gusta la Liga alemana; el inglés tiene un punto; Francia es un país fantástico para vivir allí con la familia; en los países árabes hay gente maravillosa...".

Guardiola se refugia en sus colaboradores, gente muy cercana desde hace años, para que le alivien en los momentos difíciles. "La soledad el entrenador es muy grande. Vivo de los afectos, no de los éxitos: necesito abrazarme, pegarme... ".

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